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Las Guerras Hacia Ningún Lado

Los héroes inútiles y las guerras hacia ningún lado

 


Es hora que el pueblo de EEUU despierte, que el presidente Obama, galardonado con el Premio Nobel de la Paz, ponga la “barba en remojo”, pero como no tiene barba, debe poner “otras cosas en remojo”

 

¿Cuantos soldados norteamericanos, británicos y de otros países murieron en las guerras contra Afganistán e Irak?  ¿Cuántos más tendrán que morir antes de terminar las guerras?

Se cuentan los muertos de los países invasores, pero nada se dice de los muertos en los países invadidos y la resistencia de afganos e iraquíes. Se silencian las miles de  muertes de mujeres y niños, las poblaciones devastadas por la destrucción y el saqueo de la OTAN del patrimonio de la humanidad, y de  los recursos de esos países.

Toda la destrucción y muerte se hace en nombre de la “libertad”, de la “democracia”, de liberar a esos países de la dictadura, cuando les conviene. La OTAN es  aliada de  EE.UU., como lo fue Sadam Hussein utilizado en la guerra contra Irán.

El Primer Ministro Británico, Gordon Brown, ha rendido honores póstumos a los 221 soldados muertos en la guerra contra Afganistán y se compromete a enviar más soldados. Estados Unidos rinde homenaje a sus soldados caídos en las guerras que sostiene en diversas partes del mundo. Las viudas y familiares de los soldados muertos recibirán una medalla, una pensión y el olvido de sus vidas que engrosarán las páginas de los  héroes inútiles de las guerras hacia ningún lado. Guerras que sólo sirven para vender armas y potenciar el complejo industrial militar y los intereses hegemónicos del imperio.

Los costos en vidas y la destrucción de otros pueblos no cuentan en la agenda del “debe y haber” del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado, ni en los países de la OTAN, involucrados en el conflicto armado. La complicidad de los monopolios informativos es pavorosa e hipócrita.

En la mitología griega, Sísifo,  dios del Olimpo fue castigado por el Dios Supremo, Zeus, y tiene que cargar en sus hombros por toda la eternidad una gran piedra que debe colocar en la cima de la montaña. Una y otra vez  Sísifo hace el gran esfuerzo que nunca logra concretar de llegar a la cumbre, y la piedra cae y así en permanente devenir por toda la eternidad  vuelve a buscar la  piedra al pie de la montaña.

Albert Camus ha retomado el mito de Sísifo a quien llama “el héroe inútil”, en la incesante derrota de si mismo en su camino existencial. Es la situación del hombre moderno, de los gobernantes y del sistema dominante, que vuelven una y otra vez a repetir las mismas derrotas de la conciencia y los actos inútiles, como si fueran grandes logros de la imbecilidad humana.

En nombre de la libertad se impone el sometimiento contra otros pueblos, como ocurre en la franja de Gaza contra el pueblo palestino, testigo de los crímenes de guerra de Israel, condenados por  Naciones Unidas. Y también en Colombia, con la intervención de los grupos paramilitares,  EE.UU e Israel, se  cometen crímenes contra el pueblo. Las guerrillas y el narcotráfico generan la incertidumbre, la muerte y suman  héroes inútiles, a la inutilidad de la violencia social y estructural.

En nombre de la democracia, EE.UU invade, tortura  y realiza vuelos clandestinos en diversos países con secuestros y asesinatos contra quienes considera “terroristas”. Justifica el horror y los llamados “daños colaterales”: la muerte de miles de niños, mujeres y población civil.

Nada de esto figura en los medios de comunicación y los noticieros de la BBC y de la CNN,  ni en las estadísticas. Los muertos son considerados “no personas”. De eso “no se habla”.

Las muertes de los soldados de EE.UU, Gran Bretaña y los aliados de la OTAN,    nada tienen de gesta heroica, sino de rapiña, de destrucción y muerte. Los soldados no saben porqué van a la guerra,  simplemente van a matar o morir; les prometen la nacionalidad de  EE.UU y lo único que logran es la ciudadanía de la muerte en tierras extrañas. Los sobrevivientes y mutilados sólo tendrán  la mirada del horror y recordarán las muertes de otros jóvenes, como ellos,  héroes inútiles.

Vietnam vuelve a repetirse. Es hora que el pueblo de  EEUU despierte, que el presidente Obama, galardonado con el Premio Nobel de la Paz, ponga la “barba en remojo”, pero como no tiene barba, debe poner “otras cosas en remojo” y sacudirse el yugo a que está sometido Si llegó al gobierno, que gobierne. Es urgente terminar con las guerras, es necesario que actúe en bien de la humanidad, que pida el apoyo de su pueblo y el mundo, para evitar mayor destrucción y muerte. Es su obligación.

No puede continuar enviando soldados a matar y destruir a otros pueblos;  no es justo, es inmoral y atenta contra toda la humanidad. Que no termine siendo otro Sísifo que cargue la piedra del horror, la destrucción y la derrota de  EEUU que suma guerras perdidas porque no tiene ideales. Las tropas no tienen mística ni causa justa que defender. Y una y otra vez  cargará la piedra, cada vez más pesada  que no podrá colocar  en la cumbre de la montaña, porque la derrota está en la mente y el corazón de EEUU transformado en Sísifo en su incesante devenir de la angustia existencial.

Adolfo Pérez Esquivel

Premio Nobel de la Paz 1980.

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Crece el malestar militar con Obama




Por Silvia Pisani (x)

Mercosur Noticias - Pasan las semanas y la ansiedad crece en torno a una cuestión central en materia de defensa: ¿enviará o no el presidente Barack Obama a más soldados a la trinchera en Afganistán? La duda, con cierto resabio de presión para el flamante premio Nobel de la Paz, encierra también una crítica, mientras crecen las voces, especialmente entre los militares, que sostienen que el presidente está "demorando demasiado" su decisión. Y que critican su falta de determinación.


"Los terroristas afganos empiezan a ver cierta debilidad tras tanta dilación", dijo, días atrás, Thomas Tradewell, jefe de la asociación Veteranos de Guerras en el Exterior (VFW, por sus siglas en inglés), que representa a 1,5 millones de militares.

Foro: ¿Cuáles son las claves del gobierno de Barack Obama?

Fue una de las expresiones más duras del sector castrense que escuchó en estos días Obama. Pero no la única. En sus nueve meses de gestión, el mandatario ha tenido ya varios roces con el ejército, como consecuencia del giro de la actual Casa Blanca respecto de políticas anteriores. Uno de ellos tiene que ver con el ajuste de los presupuestos militares, generosos en la era de su predecesor, George W. Bush. Otro tiene que ver con el cambio de política que quiere adoptar Obama respecto de los gays en las fuerzas armadas.

El diario The New York Times citó en los últimos días a varios oficiales de alto rango que insistieron en que existe cierta preocupación por la lentitud del presidente para tomar decisiones. También se mostraron molestos por el hecho de que Obama ya esté revisando una estrategia militar que anunció en marzo y por la "excesiva" influencia de sus asesores políticos en la cuestión.

"La tormenta ha estallado [...]. La gente es consciente de que algo se está gestando", dijo Nathaniel C. Fick, un ex oficial de infantería que asesoró a Obama durante la campaña presidencial de 2008.

Desafíos

Actualmente, el presidente enfrenta desafíos en las dos guerras que libra Estados Unidos. Por un lado, decidir si envía o no más tropas a Afganistán. Por el otro, definir el curso de su anunciado retiro de tropas de Irak. Ayer mismo Obama ratificó su promesa de traer de vuelta todas las tropas de combate en ese país para fines de agosto. En su momento, la oposición republicana consideró esa opción "impracticable y peligrosa".

La idea de Obama es que un remanente de tropa permanezca en el país árabe hasta fines de 2011, pero no para combatir sino para realizar tareas de contrainsurgencia y de apoyo a la seguridad. "Es bueno ver que en Irak podemos empezar a hablar de otras cosas y no sólo de la guerra", dijo ayer Obama al recibir al premier iraquí Nouri al-Maliki.

El dirigente vino a Washington para participar en una conferencia destinada a impulsar los negocios internacionales e inversiones en Irak, donde una guerra de seis años ha devastado la infraestructura, las fábricas y el sector petrolero.

A todo esto, el anuncio sobre Afganistán se demora. "Estamos haciendo un análisis muy concienzudo de la situación para entrar en la etapa de las decisiones", dijo la secretaria de Estado, Hillary Clinton. De este modo, se hizo eco de las críticas que hablan de un mensaje de debilidad tras la dilación de una decisión que, días atrás, fuentes de la Casa Blanca daban como inminente.

El escenario parece haberse complicado, sin embargo, con la evidencia de que habrá que ir a nuevas elecciones en Afganistán. Y eso pone un enorme signo de interrogación sobre quién podría llegar a ser el socio de los Estados Unidos en Kabul.

Las aguas no parecen estar del todo claras. En estos días ha trascendido que no todo el frente militar coincide en la necesidad de enviar 40.000 soldados más, como pide el comandante de operaciones, Stanley McChrystal.

Y, por el contrario, hay quien asegura que dentro del consejo asesor de Obama hay quien piensa que sí es necesario un refuerzo de ese tipo. Pero poco más se sabe: si algo ha pedido el presidente es discreción absoluta sobre las reuniones de consulta que mantiene en su despacho.

Otro de los temores es que se vea presionado por el Premio Nobel de la Paz que acaban de entregarle.

Con un Premio Nobel atribuido "por sus esfuerzos a favor de la paz y la cooperación entre los pueblos", Obama puede "tropezar con más dificultades para anunciar un importante refuerzo de la guerra en Afganistán, declaró Marina Ottaway, del grupo Carnegie, de reflexión sobre la paz.

"Con amigos como el Comité del Premio Nobel, Obama no precisa enemigos", resumió Thomas Mann, experto en el Brookings Institution. Otro roce con las fuerzas armadas se planteó hace pocos días, cuando hubo cierto disgusto por la promesa presidencial de revisar restricciones existentes para el ingreso de homosexuales en el ejército. "Prometo cambiar eso", dijo el presidente, en relación con el "No digas, no preguntes", establecido por Bill Clinton.

La pauta condiciona el ingreso de homosexuales al compromiso de que no hagan pública su condición. Del otro lado, el compromiso es "no preguntar".

(x) Editada por el diario "La Nación" de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

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