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Religión y Política: Cristianos Sionistas a Favor de la Guerra Nuclear Global

Es excelente este artículo de Thierry Meissan sobre el CUFI. El artículo lleva por titular El CUFI: 50 millones de evangelistas partidarios de Israel y es una muestra de hasta donde están dispuestas, las grandes corporaciones, en llevar adelante la llamada "Guerra Contra El Terrorismo". Una parte del artículo, la más destacable, menciona:

 

En enero de 2006 se publicó un libro que causó sensación, Jerusalem Countdown: A Warning to the World... the Last Opportunity for Peace (El conteo inverso de Jerusalén: una alerta para el mundo... la última oportunidad para la paz) [2]. Este volumen obtuvo inmediatamente, y mantuvo durante tres meses, las mejores cifras de venta en los supermercados estadounidenses.

Trataremos de resumir el contenido de este libro sin por ello perder en profundidad. En él se afirma que Irán es un país dirigido por fanáticos que quieren borrar a Israel del mapa lanzando una bomba atómica sobre Jerusalén. Después de la invasión de Israel por musulmanes y rusos, Estados Unidos tendría que librar una segunda guerra por el control de Israel contra China y la Unión Europea. Esa guerra daría lugar al surgimiento del Anticristo [3] bajo la forma de presidente de la Unión Europea. Finalmente, una terrible guerra atómica pondrá fin a ese ciclo. La batalla decisiva tendrá lugar en Meggido (Armagedón). Radiante, Cristo podrá entonces volver a la tierra para recompensar a quienes creyeron en él. Por suerte, el ejército israelí y el Pentágono pueden hacer que la balanza se incline del lado correcto mediante una intervención preventiva, recurriendo incluso a la utilización de nuevas bombas nucleares tácticas. Así que la solución consiste en ir a la guerra sin más dilación.

El autor de este best-seller de índole militar y religiosa es el pastor tejano John Hagee, nueva vedette del cristianismo sionista [4].

 

De todas maneras hay que leer todo el artículo por los profusos datos que aporta. Sin embargo, es evidente que el plan para una guerra de aniquilación global está en marcha, no es una exageración cuando se trata de hombres que mezclan la religión con los intereses en el petróleo y la venta de armas. George Bush y la invasión contra Irak son un ejemplo de ello. Por supuesto, las ganancias para estos cristianos rondan por los millones de dólares. El buen negocio de santificar las armas y las guerras de destrucción masiva de la vida por armas nucleares deja buenos réditos. Las corporaciones necesitan quienes los apoyen para llevar adelante la apropiación de los recursos estratégicos.

 

Alejandro Sánchez

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