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Cómo la Goldman Sachs Apuesta Al Hambre y Muerte de los Marginados Socioeconómicos

En Gran Bretaña y en los Estados Unidos está causando sensación una editorial publicada el 2 de julio en “The Indipendent”, firmada por el periodista y crítico de arte, Johan Hari, definido por el “Daily Telegraph” como una de las personas más influyentes de la izquierda en Gran Bretaña. El artículo titulado “How Goldman gambled on starvation”, ha sido tomado por varios otros periódicos y por las páginas de internet de muchas ONG ambientalistas y humanitarias.

Trata un argumento terrible, el cual a menudo es afrontado por Greenreport, pero que incluso devela uno de los peores aspectos y prácticamente genocidas de la especulación financiera internacional.

Os proponemos un artículo de Johan Hari, el cual fue publicado a su vez por el “World Development Movement”.

A esta altura probablemente estaréis pensando que vuestra opinión sobre la Goldman Sachs y su enjambre de aliados de Wall Street haya tocado el fondo de lo desagradable. Pero os equivocáis. Todavía hay más. Se ha sabido que apenas se ha hablado del más destructivo de sus actos más recientes. Aquí está el resto. Esta es la historia de como algunas de las personas más ricas del mundo, Goldman, Deutsche Bank, los Traders de la Merrill Lynch y otros más, han provocado la muerte a causa del hambre, de algunas de las personas más pobres del mundo, sólo porque así han podido sacar un mayor provecho.

Se comienza con un misterio aparente. Al final del 2006, los precios de los alimentos de todo el mundo, empezaron a aumentar de improviso y estratosféricamente. En el lapso de un año el precio del trigo experimentó una subida del 80%, el maíz del 90% y el arroz del 320%. En un crecimiento global del hambre, 200 millones de personas, sobre todo niños, que ya no podían permitirse tener para comer y se hundieron en la desnutrición o en el hambre. Han habido desórdenes en más de 30 países y al menos un gobierno fue derrocado a través de la violencia. Luego en la primavera del 2008, los precios bajaron igual de misteriosamente al nivel precedente. Jean Ziegler, el relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, lo definió como «Un homicidio en masa silencioso» causado completamente por las «acciones del hombre».

A comienzos de este año estuve en Etiopía, uno de los países más afectados y la gente de allí  recuerda la crisis alimenticia como si hubiesen sido afectados por un Tsunami. «Fue muy doloroso – me dijo una mujer de mi edad que se llama Abeba Getaneh – mis hijos habían dejado de crecer. Tenía tanta hambre que sentía como si hubieran volcado en mi estómago ácido para baterías. Saqué a mis dos hijas de la escuela y me endeudé. Si hubiese continuado por mucho más tiempo pienso que mi hijo habría muerto».

La mayoría de las explicaciones dadas en ese entonces eran falsas. No es que ocurrió porque había disminuido la oferta: por ejemplo, el International Grain Council dice que la producción mundial de trigo en cambio había aumentado durante ese período. Tampoco fue porque había aumentado la demanda. Nos dijeron que la expansión de las clases medias chinas e hindúes, estaban empujando el alza de los precios, pero como demostró el profesor Jayati Ghosh del Centre for Economic Studies de New Delhi, en realidad la demanda en ambos países disminuyó en un 3%.

Hay algunas explicaciones menores que aclaran algo sobre el aumento de los precios, pero no todo. Es cierto que el aumento de la demanda de los biocombustibles estaba devorando los terrenos agrícolas tan necesarios, pero éste es un proceso gradual que no explicaría un alza tan violenta. Es cierto que el aumento del precio del petróleo ha hecho alzar los costos de cultivo y de la distribución de los alimentos, pero los datos demuestran cada vez más que este no fue el factor preponderante.

Para comprender la causa principal se tiene que excavar a través de algunos conceptos que os harán aumentar el dolor de cabeza, pero no será ni siquiera la mitad del dolor que han provocado en el estómago de los pobres del mundo.

Por más de un siglo los agricultores de los países ricos han sido capaces de emprender un progreso en el cual se protegían de los riesgos. En enero el agricultor Giles podía acordar vender su cosecha a un comerciante en agosto a un precio fijo. Si hubiera sido una buena temporada de verano y el precio global hubiera sido alto, él perdía algo de dinero, pero si era una mala temporada de verano o el precio bajaba, entonces era él quien había hecho un buen acuerdo. Cuando este proceso estaba estrictamente reglamentado y sólo las empresas con interés directo en el sector podían entrar en juego, funcionaba bien.

Luego alrededor de los años 90’ la Goldman Sachs y otros lobbystas presionaron fuertemente y las normas fueron abolidas. De improviso estos contactos fueron transformados en “derivados” que podían ser comprados y vendidos entre operadores que no tenían nada que ver con la agricultura. Había nacido el mercado de la "food speculation" (especulación de los alimentos).

Así el agricultor Giles aceptó nuevamente vender anticipadamente su cosecha a un trader por 10.000 liras esterlinas. Pero ahora ese contrato puede ser revendido a especuladores financieros, que tratan el contrato mismo como un objeto potencial de riqueza. La Goldman Sachs puede comprarlo y venderlo por 20.000 liras esterlinas al Deutschebank, que lo revende por 30.000 liras esterlinas a  Merryl Lynch y así cada vez más arriba hasta lo máximo que piensan que el precio se pueda alzar, hasta que parece no tener más casi ninguna relación con los campos del agricultor Giles y con todos los demás.

Si esto os parece místificador, lo es. John Lanchester, en su soberbia guía al mundo de la economía."Whoops! Why Everybody Owes Everyone and No One Can Pay", explica: «La economía, como otras formas de comportamiento humano, en el siglo XX ha sufrido un cambio equivalente al surgir del modernismo en las artes, un ruptura con el sentido común, un giro hacia la autoreferencialidad y la abstracción y nociones que no podían ser explicadas en el idioma inglés cotidiano».

La poesía encontró su fractura al romper con la simple representación de la realidad cuando T.S. Eliot escribió "The Wasteland". La economía encontró su Wasteland moment en 1970, cuando comenzó a ser dominada por instrumentos financieros complejos, que ni siquiera las personas que los administran han comprendido plenamente. Como dice Lanchester: «Con los derivados... ha habido una ruptura profunda entre el lenguaje de la economía y el del sentido común».

¿Qué tiene que ver esto con el pan en el plato de Abiba? ¿Cómo podría tocarla este universo paralelo de la especulación? Hasta que llegó la desregulación el precio de los bienes alimenticios era producto de las mismas fuerzas de la oferta y la demanda de los alimentos (incluso estas habían demostrado ser profundamente imperfectas: habían dejado a mil millones de personas hambrientas). Pero después de la desregulación ya no había un sólo mercado para los productos alimenticios. Al mismo tiempo se había convertido en un mercado de contratos que han especulado sobre los alimentos que teóricamente en un futuro habrían aumentado y los especuladores condujeron los precios hasta el techo.

Es así como sucedió. En el 2006, los especuladores financieros como la Goldman se retiraron del mercado inmobiliario americano colapsado y trataron de ver a su alrededor para rehacer su reserva e hincharse de dinero en contante. Empezaron a comprar grandes cantidades de derivados basados sobre productos alimenticios: el cálculo era que los precios de los alimentos habrían permanecido estables o habrían aumentado, mientras que el resto de la economía se bloquearía. De improviso los aterrorizados inversores de todo el mundo decidieron comprar, comprar y comprar. Así mientras la oferta y la demanda de alimentos seguían siendo prácticamente las mismas, la oferta y la demanda de los contratos basados en los alimentos crecían en forma masiva, lo que causó que el “all-rolled-into-one” de los precios erosionase masivamente la comida en los platos de la gente. Y comenzó el hambre.

Ahora el precio de los alimentos ha sido fijado por la especulación, más que por los alimentos en si. El hedge fund manager Michael Masters estima que también en las bolsas reglamentadas de los Estados Unidos, que ocupan una pequeña parte del negocio, el 64% de todos los contratos del trigo son administrados por especuladores con ningún interés verdadero en el trigo. Tienen sólo un precio para inflar y para revender. Incluso George Soros dijo que ha sido «Solo como acumular alimentos en secreto durante una crisis de hambre, con tal de sacar provecho con el aumento de los precios». La burbuja explotó en marzo de 2008, cuando la situación en los Estados Unidos empeoró a tal punto que los especuladores tuvieron que recortar sus gastos para cubrir sus pérdidas internas. Cuando les pedí que respondieran a la acusación de haber causado el hambre masiva, el portavoz de la Merrill Lynch afirmó: «Huh... Yo no estaba en conocimiento de ésto». Luego me envió un e-mail para decirme: «Prefiero no hacer comentarios». Incluso el Deutsche Bank se rehusó a responder. En la Goldman Sachs fueron un poco más detallados, en su respuesta dijeron: «Análisis serios... han sacado como conclusión que los index funds no han causado la burbuja de los precios de las commodity futures», aportando como prueba un simple statement desde la OCSE.

¿Cómo sabemos que esto es erróneo? Como remarca el profesor Ghosh, algunos cultivos vitales, ente ellos el mijo, mandioca y patatas, no son tratados en los “futures markets”. Su precio ha aumentado un poco durante este período, pero sólo una fracción con respecto a aquellos cultivos afectados por la especulación. Su investigación demuestra que esta especulación ha sido «la causa principal» del aumento.

Así se llegó a todo esto. Los ricos especuladores del mundo han armado un Casino, donde las fichas han sido los estómagos de centenares de millones de personas inocentes. Apostaron por el aumento del hambre y ganaron. Esto es lo que sucede cuando se sigue la indicación que los mercados no reglamentados saben mejor que nadie cuando es el momento de detener la carrera. El Wasteland moment del sector financiero ha creado un verdadero desierto. ¿Qué decir de nuestro sistema político y económico si podemos infligir así tan casualmente tanta miseria y casi sin ni siquiera darse cuenta?

Si no volvemos a reglamentar, es sólo una cuestión de tiempo antes de que todo ésto vuelva a ocurrir. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar, entonces? ¿Cuántas personas serán exterminadas la próxima vez? Las maniobras para reinstaurar las normas pre-90’ sobre el “commodities trading” han proseguido con increíble lentitud. En los Estados Unidos el Congreso ha aprobado una reglamentación, pero se teme que el Senado, donde hay especuladores financieros infiltrados, pueda hacer perder el verdadero sentido. La UE está muy atrasada en este campo, mientras que en Gran Bretaña, donde se desarrolla la mayor parte de este “comercio”, los grupos de defensa de los derechos humanos están preocupados porque el gobierno de David Cameron podría bloquear totalmente la reforma, para complacer a sus amigos y  proveedores de fondos del City,

Sólo una fuerza puede detener que se infle de nuevo la burbuja especulación-hambre, que probablemente tendrá lugar pronto. El pueblo decente de los países desarrollados tiene que gritar más fuerte que los lobbistas de la Goldman Sachs. En el Reino Unido, el  World Development Movement está por lanzar una semana de acción para este verano, para que se tomen las decisiones necesarias para esto. (...) La última vez que hablé con ella, Abiba me dijo: «No podemos pasar a través de todo esto una vez más. Os ruego, hagan lo que sea para estar seguros de que nunca más vuelva a suceder».

 

Elaboración y traducción de Umberto Mazzantini

Extracto de: greenreport.it – 12 de julio de 2010

 

http://www.megachipdue.info/tematiche/kill-pil/4215-come-goldman-sachs-ha-scommesso-sulla-morte-per-fame-dei-poveri-e-ha-vinto.html 

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