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¿Se Va Confirmando El Golpe de Estado en Honduras?

¿EL REGRESO DE LOS GORILAS?

 

http://www.reuters.com/resources/r/?m=02&d=20090628&t=2&i=10665380&w=450&r=2009-06-28T202632Z_01_BTRE55R1KR200_RTROPTP_0_HONDURAS-PRESIDENT

Censura en Honduras

 

Para informarse minuto a minuto sobre lo que sucede en Honduras, puede ir a HONDURAS BAJO GOLPE DE ESTADO. Dura represión al pueblo en las calles (info minuto a minuto)

 

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Apoyo al pueblo Hondureño en países latinoamericanos.

 

 

¿Qué significa el golpe de Estado de Honduras?

Marcelo Colussi

La destitución inconstitucional del presidente hondureño Manuel Zelaya es un hecho que nos obliga a pensar qué implicancias tiene todo esto para el campo popular en el mediano y largo plazo. De acuerdo a como están las cosas en este momento, podría llegar a ser posible que el depuesto presidente sea restituido en su cargo, dado la respuesta de los distintos gobiernos desconociendo al nuevo mandatario surgido de la asonada, o mandatario paralelo, de acuerdo a la compleja situación jurídico-administrativa creada. Lo importante, para lo que debe servirnos todo este oscuro capítulo, es para sacar conclusiones útiles en un futuro escenario a quienes seguimos pensando que otro mundo es posible, para quienes seguimos apostando por algo más allá de estas “democracias vigiladas”, estos “simulacros de democracia” asentados en enormes masas de pobres a los que se les enseña sólo a agachar la cabeza. Todo esto, obviamente –lo de Honduras lo reafirma– no es democracia.

Por lo pronto, para todas las fuerzas progresistas y para el campo popular –de Honduras, obviamente, pero también para toda América Latina, o el mundo– es una pésima noticia. Deja entrever que las estructuras políticas sobre las que se asentaron todas las dictaduras que marcaron la historia latinoamericana a través de décadas, no han desaparecido. Si alguien osó pensar en algún momento que en el continente se habían registrado cambios profundos en esa estructura, este golpe viene a demostrar lo contrario. Nada ha cambiado en lo profundo, y las relaciones de fuerza no se han alterado. Los grandes propietarios nacionales (terratenientes tradicionales y empresariados modernos, a los que se pueden sumar las nuevas aristocracias ligadas al nuevo capitalismo crecido en torno al negocio del narcotráfico) siguen siendo tan reaccionarios como décadas atrás, y cuando existe alguna posibilidad, por pequeña que sea, que su situación de privilegio pueda ser siquiera rozada, reaccionan monolíticamente por olfato de clase. Reaccionan liquidando lo que se les ponga delante, castigando al presunto “comunista” de turno, al que ose ya no cuestionar su poder (léase expropiaciones, reforma agraria) sino intentar algunos cambios cosméticos, por superficiales que sean.

Pasó en Venezuela con el intento de golpe a Hugo Chávez en 1992 por sus medidas populares, pasó y sigue pasando en Bolivia cuando la llegada al gobierno del aymará Evo Morales, quien habla un lenguaje popular, pasó en Guatemala con Álvaro Colom, a quien se le fabricó el famoso video que lo incrimina como asesino por tener un barniz progresista; en otros términos, las derechas (tradicionales o emergentes), que siguen detentando las mismas cuotas de poder económico de siempre, siguen estando al acecho en términos políticos, y si algo significa que pueden ponerse en algún peligro sus privilegios históricos, actúan (¿para qué, si no, siguen estando las fuerzas armadas?)

De todos modos sería miope no ver que también en estas últimas décadas, de la mano de los furiosos planes neoliberales, vinieron también aires modernizadores en los aspectos políticos: las dictaduras son vistas como cosas del pasado, dinosaurios que no deben volver, y todos los países de la zona hablan un nuevo lenguaje “democrático” que cuestiona regímenes o procedimientos anticonstitucionales.

Eso fue lo que todos los sectores fuera del país, en Latinoamérica y en el resto del mundo, dijeron inmediatamente luego del golpe de Estado de Honduras, incluido el gobierno de Estados Unidos. Hoy día podríamos estar tentado de decir que es un avance en la cultura política extendida globalmente el hecho que ya se hayan instaurado los sistemas democráticos parlamentarios, habiéndose relegado al olvido las dictaduras.

Pero los sucesos de Honduras muestran que eso no es tan así. Enseñan, por el contrario, que los procesos democráticos que vienen desplegándose en Latinoamérica en estos últimos años son totalmente cosméticos, asentados en pies de barro. Son, por el contrario, las salidas políticas no cruentas que Washington ha venido imponiendo desde hace unas tres décadas para la región, no porque realmente hay una mayor salud política y una efectiva participación popular en la toma de decisiones sino porque las dictaduras ya no le eran funcionales para su estrategia continental. “Democracias de baja intensidad”, como se les ha llamado.

Las fuerzas reaccionarias, si bien estos últimos años no han tenido todo el protagonismo de décadas atrás, ahí siguen estando y no han retrocedido un milímetro en su cuota de poder.

Podría decirse que incluso la Casa Blanca viene teniendo un nuevo discurso político últimamente, y hoy día no avala golpes de Estado como fue su costumbre durante todo el siglo XX. Sí y no. De hecho el presidente Barak Obama desconoce –al menos de momento– el quiebre de la institucionalidad en Honduras y al mandatario paralelo Roberto Micheletti. Aunque también se ha denunciado ya que algunos actores golpistas mantuvieron contactos con miembros de la embajada estadounidense en Tegucigalpa antes de la movida que alejó de la presidencia a Zelaya. Por supuesto, no son noticias oficiales, pero no sería nada improbable que, una vez más, Washington mantenga un doble discurso, diciendo algo oficialmente y avalando otras vías por lo bajo.

El caso de Honduras muestra que hoy se habla otro lenguaje político y nadie puede invocar ni saludar alegremente un golpe anticonstitucional. Pero muestra también que patéticamente, más allá del repudio de los distintos gobiernos, los pueblos siguen estando indefensos frente a los poderes de hecho: unos cuantos tanques de guerra puestos en algunas ciudades, el corte de energía y una buena campaña mediática siguen siendo muy difícil, cuando no imposible, de enfrentar por las grandes mayorías populares. ¿Qué se avanzó realmente en el campo popular con estos simulacros democráticos? Muestra que el mismo sigue estando a merced de las acciones criminales de la derecha, la cual puede con mucha facilidad montar los escenarios necesarios para golpear con contundencia. Muestra que, más allá de las buenas intenciones de un “nunca más” que circuló por el continente luego de retiradas las últimas dictaduras el siglo pasado, nada garantiza con simples declaraciones políticas que efectivamente nunca más puedan repetirse escenarios de represión, de sangre y de guerras sucias internas.

Quizá los mecanismos íntimos del golpe de Estado de Honduras tengan que ver con situaciones muy coyunturales del país centroamericano, con elementos muy propios de su historia particular no generalizables al resto de la comunidad latinoamericana. Pero también significa, en definitiva, que la lucha popular sigue estando al rojo vivo, y que si bien hoy día no se menciona en forma explícita la ideología de la Guerra Fría que marcó a sangre y fuego buena parte de la historia del siglo XX, todo ello sigue estando en los cimientos mismos de nuestra sociedad global, tan antidemocrática e injusta como décadas atrás. Muestra, lamentablemente, que no es cierto que “nunca más” puedan volver a repetirse situaciones de represión feroz. Todo lo cual obliga a seguir viendo cómo se alcanza ese “otro mundo” de mayor justicia que anhelamos. Lo de Honduras nos debe servir, nos debe obligar a pensar entonces cómo se construye ese “otro mundo”.

 

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Lucha obrera  de barricadas en Honduras

 

La prueba para Obama: El Pentágono está detrás del Golpe de Estado en Honduras, ¿con o sin la aprobación de la Casa Blanca?

Eva Golinger

 

Cuando el Presidente Manuel Zelaya de Honduras fue brutalmente secuestrado de la residencia presidencial en Tegucigalpa en horas de la madrugada del domingo, 28 de junio, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se disfrutaba de la paz y tranquilidad del campo en Camp David, la residencia vacacional del jefe de estado norteamericano. Mientras que el Presidente Zelaya fue golpeado por soldados hondureños y forzado en un avion sin saber su destino, el Presidente Obama desayuñaba con el relajante sonido de los pajaritos del bosque del estado Maryland. Y durante el desarrollo del golpe de estado en Honduras ayer, que produjo múltiples violaciones de los derechos humanos, el secuestro y la violencia contra la Cancillera de Honduras, Patricia Rodas, la brutalidad y secuestro de los embajadores de Cuba y Venezuela en Honduras y la toma ilegal del poder de un gobierno de facto, ilegítimo, el Presidente Obama estaba tomando una decisión muy, muy dificil sobre la iglesia donde él y su familia asisitirán durante los próximos años.

El titular de hoy, “Obama escoge a la misma iglesia en Camp David donde también asistía George Bush”, está más destacado en los medios estadounidenses que este titular, que además, minimiza y manipula la verdad, “Chávez y aliados respaldan al presidente derrocado de Honduras”. Pués es obvio, la selección de la iglesia donde la familia Obama pasarán todos sus domingos durante los próximos cuatro años es mucho más importante que un golpe de estado en un país centroamericano. Ahora también se entiende porque ayer las declaraciones de la Casa Blanca sobre el golpe en Honduras, realizada solo por voceros y no directamente por el presidente, fueron tan ambíguas y mesuradas. Obama no solamente estaba de retiro en el campo con su familia, sino estaba tomando decisiones de alta prioridad sobre sus futuras estadías dominicales. No tenía tiempo parar preocuparse con asuntos ajenas de su dominio personal. ¿Golpe, qué golpe? Obama estaba decidiendo sobre su propia vida y muerte, porque según reseña un artículo en la Revista Time, “a pesar de que Obama quería asisitir a una congregación en Washington, luego de probar varias iglesias, decidió que ‘era incómodo’ estar en un lugar pública donde ‘la gente’ se acercaba para verlo.” Entonces, por eso urgentemente se tuvo que trasladar a Camp David para aislarse de su pueblo.

El punto es que el Presidente Obama, a pesar de ser el actual Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas estadounidenses y el presidente del imperio, aún no está directamente en control sobre toda la maquinaria imperial. Fuentes cercanas a Washington han confirmado que el Pentágono, a través de la misión militar (grupo militar) de Estados Unidos en Honduras, ha estado trabajando con los militares golpistas involucrados en el golpe de estado contra el Presidente Zelaya. El Comando Sur realiza acerca de 55 maniobras anualmente con las fuerzas armadas de Honduras. La misión militar en la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa financia a las fuerzas armadas de Honduras con aproximadamente dos millones de dólares cada año, y eso no incluye los millones de dólares que Washington suministra a través de otras programas de cooperación con Honduras, y la gran inversión en la base militar de Estados Unidos en Soto Cano, Honduras.

Ayer, miembros del congreso golpista de Honduras anunciaron que estaban en reuniones durante la semana anterior con el embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens. Incluso, un congresista hondureño declaró que el embajador quería que dejaran que realizaran la encuesta programada para el domingo pasado sobre un futuro referéndum para la convocatoria de una asemblea constituyente, porque “más adelante podemos resolver el problema de la reforma constitucional, no se preocupan”. Pero, según el congresista, no querían esperar hasta noviembre y permitir que Zelaya, junto al pueblo, “tomaran decisiones sobre el futuro del país”.

Es cierto que el gobierno de Estados Unidos se ha unido a la declaración contundente de la Organización de Estados Americanos condenando al golpe de estado y demandando el regreso inmediato del Presidente Zelaya al poder. Pero hasta hoy, los voceros de Washington que han dado la cara sobre la situación en Honduras, han dicho que aún no estan considerando suspender el apoyo económico y militar a Honduras en caso de que los golpistas se niegen a cumplir con la Carta Interamericana y los principios democráticos. ¿Será que plantean a un golpe tipo Haiti en 2004, cuando secuestraron al Presidente Aristide y lo llevaron al exilio en Africa antes de que el mundo se enterara de la brutal violación de la democracia que estaba sucediendo en el país caribeño? Fue un avión estadounidense que llevó a Aristide, escoltado por militares estadounidenses. Y luego, el gobierno de Estados Unidos, junto a la OEA, condenó a la ruptura del órden constitucional. Pero en lugar de trabajar para el regreso de Aristide a su puesto legítimo como presidente de Haiti, apoyaron a un “periódo de transición” para resestablecer el estado de derecho y permitir un proceso electoral “pácífico” durante el año siguente. Además, enviaron tropas de la ONU a Haiti, que principalmente fueron estadounidenses, para “garantizar la paz y órden” en el país. Hasta hoy siguen allí.

La Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID) financia a grupos de la llamada “sociedad civil” en Honduras con más de 50 millones de dólares al año. A través de la National Endowment for Democracy (NED) y el el Departamento de Estado, canalizan también millones de dólares y ayuda estratégica a los principales partidos políticos y organizaciones políticas en Honduras por vía del Instituto Republicano Internacional, el Instituto Demócrata Nacional y otras agencias de Washington. Grupos como Paz y Democracia, que salieron a la luz pública ayer respaldando el golpe de estado en Honduras, reciben parte de ese dinero proveniente de los auto-llamados “promotores de la democracia”. Tanto como fue en el caso de Venezuela, durante el golpe de estado de abril 2002, el gobierno de Estados Unidos financió a los grupos involucrados en el golpe de estado, y los continuaban financiando a pesar de conocer a sus planes golpistas. Tal vez no sea el “smoking gun” (o la evidencia directa) que comprueba la mano de Washington en el golpe, pero es suficiente para demostrar su complicidad.

El Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró una vez que el Presidente Obama será sujeto a una prueba internacional durante su primer año en el gobierno. La condenación de Washington del golpe de estado en Honduras tendrá que ser mucho más fuerte que su simple firma al final de la declaración de la OEA. Si no indican que suspenderán el apoyo financiero al gobierno golpista en Honduras si este siga en el poder, el “cambio” que tanto avaló el Presidente Obama con referencia a la relación entre su administración y América Latina quedará como un chantaje.


ULTIMA ACTUALIZACIÓN: Al parecer EE.UU. suspende el envío de fondos para el Plan Umbral del Milenio, con lo cual parecería que el gobierno de Obama definitivamente suspende todo tipo de apoyo a la surgente dictadura hondureña. Habrá que confirmar esta información proveniente de kaosenlared.net (Nota del compilador de informes)

 

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Resistencia no violenta del pueblo hondureño contra los militares golpistas.

 

 

OEA no reconocerá a embajadores del Gobierno dictatorial de facto en Honduras

 

 

José Miguel Insulza
Credito: Archivo

Caracas, 29 Jun. ABN.- La Organización de Estados Americanos (OEA) no reconocerá a los embajadores del Gobierno dictatorial de facto de Honduras.

Así lo sostuvo este lunes el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, vía telefónica, a Telesur, desde Managua, Nicaragua, donde se incorporará a la sesión extraordinaria de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (Alba), organismo que busca devolver el hilo constitucional al país centroamericano, quebrado por un Gobierno de facto impuesto por el congreso hondureño.

Insulza señaló que la acción golpista perpetrada este domingo en Honduras, en contra del Gobierno del presidente constitucional, Manuel Zelaya, constituye un grave error y recordó que han enviado una comisión a Tegucigalpa, capital del país centroamericano, para llegar a un acuerdo.

“El problema de fondo es que se ha recurrido a un golpe militar y nuestra acción debe ser muy decidida para demostrar que la comunidad americana no aceptará nunca más un golpe militar. Alegrarse de un golpe militar es una parodia a la democracia”, enfatizó Insulza.

Señaló que hay que mantener la presión sobre el Gobierno ilegítimo constituido en Honduras este domingo, “y estoy seguro de que en el concurso de la comunidad internacional actuando en unidad obtendrá buenos resultados, porque no debemos aceptar a ese Gobierno de facto por ningún motivo”.

Insulza indicó que cuando el presidente Zelaya decida regresar a Honduras, la OEA está dispuesta a acompañarlo.

“Estamos todos trabajando por el restablecimiento de la democracia hondureña”, garantizó el secretario a todo el pueblo hondureño.

Este domingo en la madrugada, el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, fue víctima de un golpe de Estado, secuestrado y golpeado por funcionarios de la Fuerza Armada de ese país y posteriormente trasladado a Costa Rica.

El golpe de Estado aplicado el domingo al Mandatario hondureño es dirigido por la burguesía imperial, con el apoyo de un grupo minoritario de la Fuerza Armada de esa nación.

Zelaya fue reconocido plenamente por la Organización de Estados Americanos (OEA) como Presidente constitucional de Honduras, durante una sesión extraordinaria en la sede del organismo, en Washington, Estados Unidos, durante la cual el organismo condenó el golpe de Estado contra Zelaya y ratificó que no reconocerá a ningún otro Gobierno en Honduras.

Zelaya viajó luego a Nicaragua, donde asiste a una sesión extraordinaria de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América (Alba), organismo que busca devolver el hilo constitucional al país centroamericano, quebrado por un Gobierno de facto impuesto por el congreso hondureño.

La reunión se inició con la presencia de los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega; de Ecuador, Rafael Correa; de Venezuela, Hugo Chávez Frías; del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en representación del presidente, Raúl Castro, además de Zelaya, quien fue trasladado desde Costa Rica hasta Nicaragua.

Se espera que este lunes se incorpore a la reunión el presidente de Bolivia, Evo Morales.

Como parte del golpe de Estado en Honduras, militares fascistas encapuchados secuestraron a la ministra de Relaciones Exteriores de esa nación, Patricia Rodas, quien en horas de la noche viajó a México, de donde se traslada este lunes a Nicaragua para incorporarse a la Cumbre Extraordinaria del Alba.

 

 

Canciller hondureña partió a Nicaragua junto al presidente mexicano, Felipe Calderón

 

 

La canciller hondureña, Patricia Rodas, viajó a Nicaragua junto al presidente mexicano, Felipe Calderón.
Credito: TeleSUR

29 de junio 2009. -La canciller de Honduras, Patricia Rodas, quien fuera secuestrada por las fuerzas militares de ese país y sacada hacia México después del golpe de Estado contra el presidente Zelaya, partió este lunes hacia Nicaragua junto al presidente mexicano, Felipe Calderón, para participar en la reunión del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en donde se discutirá la ruptura del hilo constitucional en esa nación centroamericana.

Luego de llegar esta madrugada a México, donde fue recibida por representantes del gobierno de esa nación y al presidente, Felipe Calderón, Rodas abordó el avión presidencial mexicano junto a Calderón hace unas horas rumbo a Nicaragua.

Así lo confirmó la corresponsal de teleSUR en México, Aissa García, quien detalló que Rodas asistirá a las reuniones del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y el Grupo de Río.

Rodas se encontraba desaparecida, al igual que otro miembros del gabinete hondureño, luego de un golpe de Estado militar que incluyó el secuestro del presidente Zelaya y su posterior traslado a Costa Rica.

Cuando recibía la visita de embajadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua en su residencia, Rodas fue secuestrada por comandos militares encapuchados ejecutores del Golpe de Estado, momento a partir del cual fue desconocido su paradero.

De igual manera, el mandatario hondureño también fue obligado a abandonar el país, poco antes de que comenzara una consulta popular para determinar si se convocaba a una Asamblea Nacional Constituyente, la cual había sido rechazada por el Parlamento y el Tribunal Supremo.

Militares con antifaces sometieron a Zelaya dentro de su residencia, llevándolo posteriormente a una base aérea en Tegucigalpa, la capital hondureña, desde donde fue trasladado más tarde a Costa Rica, donde fue recibido como jefe de Estado constitucional por parte del presidente de ese país, Óscar Arias.

Ante el golpe de Estado, luego del que se instaló un gobierno de facto en Honduras, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, convocó a una reunión extraordinaria del SICA en su país para consensuar acciones que se tomarán en respaldo a Zelaya.

De igual forma, el presidente venezolano, Hugo Chávez, también convocó a realizar el Managua, la capital nicaragüense, un encuentro de emergencia de los jefes de Estado de las naciones que integran el ALBA, para activar un mecanismo político que permita promover el retorno de Zelaya al frente del Gobierno de Honduras.

Por su parte, el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, viajó a Managua la noche del pasado domingo ante la convocatoria de Chávez, desde donde consideró necesario que también se reuniera en esa ciudad los representantes de los países que forman parte del Grupo de Río, para también fijar postura ante el quebrantamiento del orden democrático en Honduras.

De forma unánime, gobiernos del mundo y organismos internacionales, entre ellos la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han rechazado el gobierno de facto hondureño, que encabeza el presidente del Parlamento de esa nación centroamericana, Roberto Micheletti.

 

 

Todas las noticias de aporrea.org sobre la resistencia popular al golpe fascista en Honduras

 

 

Detienen a equipo periodístico de teleSUR en Honduras

 

Militares golpistas en Honduras detuvieron el equipo de teleSUR desplegado para la cobertura del golpe de Estado contra Manuel Zelaya, amenazan con incautar todo el material de trabajo si se continúa con la transmisión de los hechos que ocurren en el país.

La enviada especial de teleSUR, Adriana Sívori, denunció que el equipo de esta televisora junto con los periodistas de la agencia internacional AP están siendo detenidos por militares armados "y esto quiero denunciarlo al mundo".

A la enviada especial de teleSUR, los militares intentaron quitarle su teléfono celular, para impedir que se comunicara con la sede principal de esta planta televisiva ubicada en Caracas, Venezuela, y poder así informar las acciones represivas contra periodistas y la población en general.

"En vez de defendernos nos están haciendo esto. Nos llevan presos a punta de armas, no nos dan explicaciones. No sabemos a dónde vamos, nos llevan a un lugar desconocido", alerta vía telefónica la corresponsal de teleSUR.

Los miembros del Estado Mayor del gobierno de facto también amedrentaron vía telefónica a la enviada de teleSUR Madelein García, adviertiéndole que de no cortar las transmisiones serían detenidos.

teleSUR es el único canal internacional que ha transmitido en vivo, y minuto a minuto las incidencias del golpe de Estado contra el gobierno legítimo de Zelaya. Los medios de comunicación locales privados se han plegado a las acciones subversivas y están transmitiendo programación regular.

Los pocos medios independientes que estaban reportando, fueron clausurados.

En la madrugada del domingo, un comando militar ingresó en la casa presidencial, secuestró al presidente elegido por votación popular y lo sacó del país para llevarlo a Costa Rica.

El Ejército hondureño revivió así los tiempos más oscuros de la guerra fría, cuando cumplía fielmente con el papel de sesgar cualquier iniciativa o movimiento social que pudiera pretender un mínimo avance de los sectores más empobrecidos del país.

Zelaya había decretado un importante incremento al salario mínimo y estrechado relaciones con los sectores populares. En política internacional se sumó a la oleada de gobiernos progresistas que renegaban de las políticas neoliberales que dominaron los años noventa, se integró en la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), y restauró las relaciones diplomáticas con Cuba.

Para este domingo cometió el delito imperdonable de "preguntar al pueblo". Convocadas elecciones legislativas y municipales ideó la propuesta de instalar una urna más donde los ciudadanos se pudieran pronunciar sobre una posible convocatoria de una Asamblea Constituyente para el próximo año.

La iniciativa fue apoyada por la firma de 400 mil ciudadanos hondureños, las tres centrales obreras, el Bloque Popular de Honduras y toda una serie de organizaciones sociales, pero no por los sectores empresariales que temen cambios en sus privilegios fiscales y en la política de expolio de los recursos naturales del país, como ha ocurrido en países como Ecuador, Bolivia y Venezuela.

 

http://www.telesurtv.net/solotexto/nota/index.php?ckl=53094

 

 

 

Toda la información y cobertura radiofónica en internet sobre el golpe en

 

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