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No Hay Libertad Sin Justicia, Ni Justicia Sin Misericordia

"No hay libertad sin justicia, ni justicia sin misericordia"

 

 




El símbolo refiere por analogía o convención a un concepto moral, al que se adhiere colectivamente. En este artículo Eloy Roy, sacerdote canadiense, explica las imágenes que exhibe la bandera de Quebec, Canadá, sus flores de lys –antiguo emblema de los reyes de Francia– y la cruz  blanca. La unión de ambos significa un gran cruce para el reencuentro en libertad, justicia y paz de todos los habitantes de los cuatro puntos cardinales de Quebec y por qué no del mundo entero.

Eloy Roy / Sacerdote católico canadiense*


Justicia y Misericordia son las dos grandes responsabilidades del soberano: tener bastante misericordia para que reine la justicia y bastante justicia para que reine la misericordia, o sea la compasión. Ambas palabras, “misericordia” y “compasión”, significan “compartir de corazón la miseria del otro”.

Los reyes de Francia desaparecieron y su majestad británica sigue reinando, aunque no gobierne; gobiernos democráticos los han reemplazado. Cambió la forma de gobernar, pero el mandato continúa siendo el mismo: hacer reinar la Justicia y la Misericordia.

Como símbolo de su sistema democrático, Quebec tiene una bandera azul dividida en cuatro secciones por una cruz blanca. En cada sección figura una flor de lys, antiguo emblema de los reyes de Francia. Esas flores de lys se parecen a cuatro ángeles sacando misericordia a manos llenas de la cruz para que la Justicia se extienda hacia los cuatro rincones del país y del universo.

Porque la Misericordia es la fuente de todo poder y de toda legalidad. Es la fuente de toda civilización y de toda humanidad. Sobre la cruz muere un hombre de misericordia que no podía soportar que otro ser humano fuera desfigurado y desechado. Muere crucificado por haber tomado partido a favor de este último. No muere como esclavo, sino como rebelde, ya que el imperio romano tenía reservado ese suplicio precisamente a los que se rebelaban contra él.

Es así como la cruz ha llegado a ser el signo sagrado de los que sacrifican su vida para que los vulnerables, los olvidados, los oprimidos salgan de sus tumbas. Es una fuente de gran inspiración para todos los pueblos que aspiran a una independencia efectiva y a una libertad plena.

Las cuatro flores de lys y la gran cruz blanca de la bandera del Quebec enseñan ese camino: no hay libertad sin justicia, ni justicia sin misericordia.

Pero como el simbolismo de la cruz ha sido desfigurado y pervertido en el pasado por un clericalismo opresor a tal punto que se ha convertido en la representación exacta de lo contrario de lo que significaba, es decir las cadenas en lugar de la libertad, no sorprende por lo tanto que muchos espíritus esclarecidos quisieran verlo desaparecer del emblema nacional.

Pero la honestidad intelectual exige que se intente primero restituirle su verdadero sentido al simbolismo de la cruz. Lo cual no debería impedir por otra parte que se haga también una lectura secular de la misma y ver en estas dos bandas blancas que se cruzan en el centro un gran signo MAS (+), o sea un signo de adición, de crecimiento, de marcha hacia delante. O aún un gran cruce para el reencuentro en libertad, justicia y paz de todos los habitantes de los cuatro puntos cardinales de Quebec y, por qué no, de los cuatro puntos cardinales del planeta.


(*) El presente artículo pertenece a un libro de Eloy Roy que se encuentra en elaboración. Roy es un sacerdote católico canadiense perteneciente a una congregación de misioneros de Quebec, que se ha desempeñado como cura párroco en regiones aisladas como Choluteca (Honduras), Tilcara (Argentina) y en China.

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