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Juan Gelman

Ser y Parecer

Ser y parecer

 

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Juan Gelman

El antetítulo dice “Conflicto de intereses”. El título va al punto: “La OMS (Organización Mundial de la Salud) y la ‘conspiración’ de la gripe pandémica” (www.bmj.com, 2-6-10). Ambos encabezan un informe de la prestigiosa publicación British Medical Journal (BMJ, por sus siglas en inglés) que firman Deborah Cohen, editora de la revista, y el periodista Philip Carter, de la Oficina de Periodismo de Investigación de Londres. Se recuerda que hace exactamente un año la OMS declaró “pandemia” la aparición de la gripe A provocada por el virus H1N1. El texto detalla la muy estrecha relación que los encumbrados científicos que así lo aconsejaron mantienen con las empresas farmacéuticas que el año pasado embolsaron ganancias de miles de millones de dólares gracias a la calificación. La OMS negó que tales lazos influyeran en la decisión. En realidad, los ocultó.

El boletín médico Natural News Network (www.naturalnews.com, 5-6-10) resume los pasos que permitieron a grandes compañías como Glaxo SmithKline, Baxter Vaccins, Hoffman-La Roche, Novartis y otras obtener beneficios por valor de 7000 a 10.000 millones de dólares, según el banco JP Morgan. El primero: la OMS exageró el riesgo llevándolo a la fase 6 o pandemia, “aunque la tasa de mortandad del virus era tan baja que se lo podía detener simplemente con suplementos de vitamina D de la que se ha probado científicamente que es cinco veces más eficaz que las vacunas para prevenir la gripe”. El segundo: la OMS urgió a las naciones de todo el mundo a que acopiaran vacunas contra el H1N1 subrayando que la situación era una “emergencia de salud pública”. El tercero: los gobiernos nacionales invirtieron sumas ingentes para comprar y almacenar esas vacunas.

El cuarto paso se internó en territorios decididamente oscuros: los asesores de la OMS recibieron, entre tanto, “comisiones” “de los fabricantes de vacunas, que se mantuvieron en secreto deliberadamente”. El quinto y último: a fin de que la demanda de vacunas fuera la mayor posible, la OMS “exacerbó el miedo advirtiendo que el H1N1 era peligroso en extremo y que todos debían vacunarse”. La urdimbre tuvo éxito y sería interesante inventariar las vacunas no utilizadas que aún conservan los servicios de salud de los gobiernos. No deben ser pocas.

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, organismo que agrupa a representantes de 47 naciones del Viejo Continente, acompañó la publicación del informe en la BMJ con uno propio, resultado de una investigación dirigida por el parlamentario británico Paul Flynn. Señala que la Asamblea “expresa su alarma por la manera con que no sólo la OMS, también las autoridades de salud pública competentes a nivel de la Unión Europea y a nivel nacional, manejaron el problema de la pandemia de gripe H1N1”. Va más lejos: “También perturban particularmente (a la Asamblea) algunas decisiones adoptadas y asesoramientos formulados que condujeron a la distorsión de las prioridades de los servicios de salud pública en toda Europa, al desembolso de grandes sumas del dinero público y además a la intimidación y a los temores que el habitante europeo en general tuvo que padecer por los riegos (anunciados)” (www.washingtonpost.com, 4-6-10). Duro, aunque no tanto como “la intimidación y los temores” que recorrieron el planeta.

El informe de BMJ indica que los preparativos de la OMS para combatir todo tipo de influenza comenzaron en 1999, cuando seis investigadores, en colaboración con el Grupo Europeo de Trabajo Científico (ESWI, por sus siglas en inglés), elaboraron un plan ad hoc. Este documento no menciona ningún posible conflicto de intereses, aunque la farmacéutica La Roche financia el presupuesto entero del ESWI.

El silencio de la organización de las Naciones Unidas sobre el tema duró más de diez años. Tampoco ha proporcionado el nombre de los 16 miembros del comité de emergencia que lo asesoraron durante el cimbronazo del virus H1N1. “La OMS no ha proporcionado detalle alguno acerca de si los expertos del caso declararon la existencia de esos conflictos de intereses y, si así fue, qué se hizo al respecto, si algo se hizo”, destaca el texto del BMJ.

Inferencias, indicios, datos sobre la actitud de la OMS y el papel que la industria farmacéutica desempeñó en la declaración de la pandemia gracias a científicos muy “recompensados”, se sintetizaron en esta página hace cuatro meses ya (ver Página/12, 17-1-10). De haberlos conocido hace un año con la minuciosidad que despliega el BMJ, no pocos temores –y dineros– se hubiera ahorrado el mundo. De paso: no se ha publicado un solo estudio científico sobre la eficacia o no de la vacuna contra el H1N1. Vaya a saber por qué.

Juan Gelman, escritor y poeta argentino, militante de izquierda de larga y respetada trayectoria, fue el Premio Cervantes en 2007.


Página 12, 13 junio 2010

Fanatismo Religioso En EE.UU.

Y Dios dijo: “Matarás”

 

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Foto: Elpais.com

 

 

Página 12



Es lo que al parecer escucharon los miembros del jurado de Texas que en 1999 condenó a la pena capital a Khristian Oliver, de 22 años entonces, por asesinar a un anciano para robarle. Según el testimonio de un cómplice, Oliver mató a la víctima a balazos antes de golpearle la cabeza con la culata de su rifle. No está en cuestión la gravedad del delito que, desde luego, merece castigo. Lo notable es que los miembros del jurado se apoyaron en la lectura del Antiguo Testamento para acordar el tipo de penalidad –muerte, en vez de prisión perpetua, por ejemplo–, según reconocieron varios de ellos. No deja de ser algo novedoso. Y violatorio de la Constitución de EE.UU., que invalida los juicios en los que, más allá de las pruebas, se detecta alguna “influencia externa”.

La fecha de ejecución de Oliver se ha fijado para el 5 de noviembre próximo y esto ha reverdecido la actualidad del caso. Dos pedidos de apelación fueron rechazados, aunque una Corte federal reconoció el año pasado que la referencia a la Biblia en la habitación donde deliberaban los jurados era inadecuada, pero confirmó la sentencia con el argumento de que no se había probado que esa lectura había influido en la decisión final. Sin embargo, algunos componentes del cuerpo juzgador no ocultaron el papel que sus creencias religiosas desempeñaron en el fallo.

Los abogados de Oliver presentaron como testigos a cuatro componentes del jurado en las sesiones de una primera apelación. Uno de ellos, Kenneth McHaney, relató que otro miembro, Kenneth Grace, leyó en voz alta textos de la Biblia durante las deliberaciones y que en el lugar de reunión había cuatro ejemplares del libro. Donna Matheny le mostró al primero un ejemplar con pasajes subrayados y Maxine Symmank reconoció que había recitado este pasaje de Números: “Y si con instrumento de hierro lo hiere, y muere, homicida es; el homicida morirá” (www.guardian.co.uk, 15/10/09). En el 2002, un quinto jurado reveló a un periodista danés que “aproximadamente el 80 por ciento” de los miembros del grupo había “introducido las Escrituras en la deliberación” y que todos las habían consultado “mucho antes de llegar a un veredicto” (www.amnesty.org, 9/10/09). Oliver estaba condenado de antemano a la inyección endovenosa que se aplica en Texas.

En abril del 2009, la Corte Suprema de EE.UU. rechazó estudiar el caso, pese a que cincuenta ex fiscales estatales y federales la instaron a hacerlo. A Oliver sólo le queda una posibilidad remotísima: la conmutación de la pena de muerte por Rick Perry, gobernador del estado. Hace ocho años que ejerce el cargo y al mes de junio de 2009 había firmado la orden de ejecución número 200 de sus tres mandatos. Le ganó a su predecesor George W. Bush, que apenas autorizó 152.

Texas es muy particular en la materia. La pena capital se volvió a legalizar en ese estado en 1976 y en diciembre del 2005 ya habían tenido lugar mil ejecuciones. En términos generales, es en los estados del sur de EE.UU. donde se registra el mayor número de ejecuciones: el 95 por ciento de todo el país en el 2008. Tal vez esto se deba a la herencia de los tiempos de la esclavitud, los linchamientos y la segregación. A las 428 que hubo en Texas desde 1982, W. Bush y Rick Perry han contribuido con largueza.

Ninguna administración admite que ha ejecutado a un inocente y Perry pasa ahora por semanas tormentosas. La Comisión de Ciencias Forenses del estado había comenzado a investigar el caso del texano Cameron Todd Willingham, ejecutado en el 2004 por haber incendiado su propia casa y causado así el fallecimiento de sus tres hijas, dos mellizas de un año y la mayorcita de dos. Su condena a muerte se basó en análisis científicos equivocados o falsos y en presuntas tendencias homicidas que sus tatuajes probarían (www.alternet.org, 19/10/09). En el 2008, la Comisión contrató a un experto que examinó el caso con otros cinco colegas y llegó a la conclusión de que un accidente había provocado el incendio y que, por ende, Willingham era inocente. Perry despidió a Sam Basset, director de la Comisión, y a otros dos de sus miembros y está haciendo todo lo posible para tapar el escándalo.

El anuncio de la fecha de ejecución de Khristian Oliver se produjo días antes de que el 10 de octubre se celebrara por séptima vez el Día Mundial contra la Pena de Muerte, una iniciativa de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte que agrupa a ONG internacionales, asociaciones de abogados, sindicatos y administraciones locales de todo el mundo. Demandan el cumplimiento de la resolución 62/149 de la Asamblea General de la ONU, aprobada en diciembre del 2007, que exhorta a los gobiernos del planeta a declarar una moratoria de la aplicación de la pena capital, que por ley o de hecho no se practica en 139 países (www.mnadvocates.org, 10/10/09). EE.UU. y China no se encuentran entre ellos.

¿Qué Democracia?

¿Democracia? ¿Qué?

 

Pagina 12


Es notorio y hace mucho que la Casa Blanca se entretiene en apoyar golpes de Estado y/o dictaduras, de Somoza a Musharraf, de Pinochet y Videla al propio Saddam Hussein en su momento, de Trujillo y Stroessner a la monarquía saudí y un largo etcétera. Obama ha utilizado un recurso que rara vez se emplea: el sostén irrestricto a un régimen que se repite gracias a un fraude electoral de dimensiones abrumadoras: el presidente afgano Hamid Karzai cumplirá un segundo mandato, bendecido por Washington.

Los indicios de la farsa comicial en Afganistán no escaseaban, pero el ex diplomático estadounidense Peter Galbraith, hijo del economista, precisó sus alcances el domingo pasado: manos desconocidas –seguramente no para Karzai– depositaron en las urnas un tercio de los sufragios que le dieron el triunfo en la primera vuelta. Galbraith sabía de qué hablaba: había sido hasta unos días antes el segundo de la misión del Consejo de Seguridad de la ONU enviada a Kabul para asegurar que las elecciones fueran “libres, justas y transparentes”. Encontró que no era así y su jefe, el diplomático noruego Kal Eide, lo renunció por testigo discutidor y molesto.

Eide le había ordenado, antes de las elecciones, que no insistiera en su opinión de que Karzai usaría las casillas instaladas en zonas inestables para cometer fraude. “En otras fases críticas del proceso electoral también se me ordenó que pasara por alto esa cuestión”, señaló el renunciado (www.washingtonpost.com, 4-10-09). Agregó: “Mi equipo recogió evidencias de centenares de casos de fraude en todo el país y, lo que es más importante, reunió información sobre el recuento de sufragios en las provincias claves del sur, donde aparecieron pocas personas en las casillas, pero se registró un elevado número de votos. Eide nos ordenó que no compartiéramos esos datos con nadie, incluida la Comisión de Denuncias Electorales (CDE), una institución afgana auspiciada por la ONU que tiene el mandato de investigar el fraude”. La reelección de Karzai ya venía asegurada.

La Casa Blanca lo ratificó a fines de septiembre en un reunión que Hillary Clinton mantuvo con Rangin Dadfar Spanta, ministro de Relaciones Exteriores de Afganistán: le manifestó que había acordado con sus colegas de la OTAN “que Karzai sería presidente aunque la investigación sobre el fraude le impidiera ganar sin una segunda vuelta” (www.newstatesman.com, 29-9-09). La democrática Casa Blanca tiene, al parecer, una concepción muy particular de la democracia.

El resultado preliminar le otorgó a Karzai el 54,6 por ciento de los votos, contra el 28 de su principal contendiente, Abdullah Abdullah, pero si al primero se le descontara el 1,1 millón de votos, producto estimado del fraude, difícilmente sería electo en la primera vuelta. La Constitución afgana establece que para ello hace falta la mitad de los sufragios emitidos más uno. Pero no habrá segunda vuelta, Eide se ha encargado de que así sea.

La CDE emitió un nuevo reglamento especialísimo: de las muestras de las casillas de las que los votos se volverán a recontar –un 10 por ciento del total– se determinará el porcentaje de votos válidos que resultaren fraudulentos y éste se descontará de la votación total de cada candidato sin importar el origen de la trampa (Reuters, 5-10-09). Dicho de otra manera: si se le restara a Karzai un 20 por ciento de los votos, lo mismo les sucederá a Abdullah Abdullah y a los otros 38 aspirantes a la presidencia que se anotaron para los comicios del 20 de agosto. Sería un milagro que el presunto electo obtenga menos del 50 por ciento.

El general Stanley McChrystal, comandante en jefe de las tropas invasoras, también abogó por Karzai. “La estrategia militar y política de EE.UU. se centra cada vez más en darle legitimidad al gobierno de Hamid Karzai”, informa The Guardian (www.guardian.co.uk, 23-9-09). Pero diplomáticos y observadores –agrega el periódico británico– estiman que el fracaso de la reciente elección presidencial “ha destruido la estrategia de Obama para Afganistán al primer obstáculo... los comicios han llevado a un primer plano la inquietud por la corrupción y la legitimidad”. Para McChrystal, la solución estriba en enviar antes de fin de año de 30.000 a 40.000 efectivos más al país invadido, en el que había ya 58.000 al 30 de junio. Para no hablar de los 74.000 mercenarios, cuya cuantía supera con creces a la de las tropas regulares estadounidenses (The Wall Street Journal, 22-8-09).

La actividad guerrillera de los talibán se mantiene después de ocho años de guerra y el mes de septiembre fue nefasto para los invasores. El muy inglés International Council on Security and Development acaba de publicar un mapa de Afganistán en el que se establecen las zonas de acción insurgente: es constante en un 80 por ciento del territorio y discontinua en otro 17 por ciento (www.icosgroup.net, 10-9-09), casi todo el país. Esto no se arregla con más tropas.