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Día Internacional Contra El Muro de Apharteid Y Otras Noticias

Comunicado con motivo del día internacional contra el muro del apartheid

 

 

 

 

El próximo 9 de Noviembre se cumple un nueva cita en el calendario de movilizaciones contra la ocupación israelí de Palestina. Este muro, símbolo grotesco de una ocupación colonial y un sistema de apartheid que dura ya más de 60 años, debe poner de nuevo sobre la mesa una de los mayores despropósitos y vergüenzas de la Comunidad Internacional:la limpieza étnica de Palestina

El próximo 9 de Noviembre se cumple un nueva cita en el calendario de movilizaciones contra la ocupación israelí de Palestina. Con este día se inicia por sexto año consecutivo la semana internacional de movilizaciones contra el Muro del Apartheid. Este muro, símbolo grotesco de una ocupación colonial y un sistema de apartheid que dura ya más de 60 años, debe poner de nuevo sobre la mesa una de los mayores despropósitos y vergüenzas de la Comunidad Internacional:la limpieza étnica de Palestina.

Seis años después del inicio de su construcción, Israel, haciendo caso omiso a la legalidad internacional, consolida un muro de apartheid, discriminación y anexión, que una vez esté finalizado será dos veces más alto y tres veces más largo que el Muro de Berlín y que encierra a las personas en pequeños guetos aislados e inconexos, imposibilitando la vida cotidiana de la totalidad de la población palestina. De esta manera Israel vulnera, una vez más, todas las resoluciones de Naciones Unidas y los Derechos Humanos.

La Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, compuesta por organizaciones de solidaridad de todo el Estado Español, queremos recordar y denunciar con motivo del día internacional contra el Muro, que Israel, incumple sistemáticamente todas las declaraciones de derechos humanos y las resoluciones de Naciones Unidas, desprecia el Derecho Internacional, mantiene una férrea y brutal ocupación en Palestina e ignora la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia de La Haya del 9 de Julio de 2004, que declara el Muro de anexión israelí en Cisjordania, como ilegal.

La ocupación de palestina perdura y se profundiza, avanza como el recorrido del Muro, como la construcción de nuevas colonias en territorio palestino, como el inhumano aislamiento de la franja de Gaza, como las crecientes agresiones israelíes. Mientras Israel continúa incumpliendo la legalidad internacional, y encerrando a la población palestina en guetos, la Unión Europea, no solo evita castigar al verdugo/culpable, sino que le“premia” actualizando su acuerdo de asociación y proponiendo su acceso a la OCDE. El Cuarteto (USA, UE, ONU y Rusia), por su parte, intenta lavar su imagen preparando “conferencias de paz” que resultan ser tácticas dilatorias para permitir a Israel acabar de implementar sus planes de limpieza étnica sobre la población palestina. Más allá de estas maniobras aparentes, el mundo occidental, que tiene la responsabilidad moral de poner fin a esta injusticia, mantiene su apoyo político, económico y militar a Israel.

En ese sentido desde la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina instamos al Estado Español a tomar medidas políticas y económicas, incluyendo sanciones, encaminadas a prevenir la continuación de la construcción del Muro por parte de Israel y para obligarle a respetar y cumplir la Opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, (derribándolo e indemnizando a la población palestina por los infinitos daños causados). La presión sobre Israel es más urgente que nunca si se quiere conseguir la paz basada en el Derecho Internacional.

En este marco cobra especial importancia la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra el estado de Israel que desde Palestina va sumando apoyos entre la sociedad civil internacional.

Por todo lo expuesto anteriormente exigimos:

  • La suspensión del acuerdo de asociación UE-Israel.
  • Cese total de los acuerdos e intercambios militares con Israel.
  • Que los estados miembros de la UE y el Banco Mundial no suministren fondos para la construcción de túneles y verjas, que apoyen la situación creada por la construcción del Muro.

Así mismo, exigimos al Consejo de la Unión Europea, a las Naciones Unidas y concretamente al gobierno español, la toma de medidas efectivas con carácter de urgencia, encaminadas a restituir unas condiciones sociopolíticas y económicas estables para la población palestina y a hacer cumplir a Israel con la legalidad internacional vigente, creando el marco adecuado para el establecimiento de un estado palestino soberano con Jerusalén Este como capital y reconociendo el Derecho al Retorno de la población refugiada.

Siguiendo la llamada de la Campaña Palestina contra el Muro del Apartheid: Stop the Wall, convocamos a la sociedad civil a sumarse a las movilizaciones existentes, entre los días 9 y 16 de noviembre, ambos inclusive.

¡Por el fin de la Ocupación israelí! ¡Por una Palestina libre!

http://www.nodo50.org/csca/agenda08/palestina/arti396.html

 

 

Cómo avivamos la guerra más sangrienta de África

 

The Independent

 

Traducido por Mar Rodríguez y revisado por Manuel Talens

La guerra más sangrienta desde que Adolf Hitler marchara sobre Europa ha comenzado de nuevo y es casi seguro que usted lleva en el bolsillo un trozo empapado en la sangre de dicha matanza. Cuando analizamos el holocausto en el Congo, con 5,4 millones de muertos, surgen en tropel los manidos clichés sobre África: se trata de un «conflicto tribal» en «el corazón de las tinieblas». No lo es. La investigación de Naciones Unidas halló que se trataba de una guerra dirigida por «ejércitos de empresas» para hacerse con los apreciados metales preciosos de la sociedad de nuestro siglo XXI. La guerra en el Congo es una guerra en la que usted está implicado.

 

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Un grupo de jóvenes tira piedras a los soldados de la ONU en una ruta de Kibati, a 30 Km de Goma, en el Congo

 

 

Cada día pienso en las personas que conocí en las zonas de guerra del este del Congo cuando enviaba mis reportajes desde allí: las salas llenas de mujeres que habían sufrido violaciones en grupo a manos de las milicias y habían recibido disparos en la vagina, los batallones de niños soldados, muchachos de 13 años drogados y aturdidos a quienes habían obligado a asesinar a miembros de sus propias familias para que no pudieran intentar escapar y volver a casa... Pero, curiosamente, mientras veía en la CNN cómo volvía a comenzar la guerra, me sorprendí pensando en una mujer que conocí y que, para lo que ocurre en el Congo, no había sufrido demasiado.

 

Un día regresaba a Goma en coche desde una mina de diamantes cuando se me pinchó un neumático. Mientras esperaba que lo arreglaran, me quedé en pie al lado de la carretera y contemplé las largas filas de mujeres que recorren los caminos al este del Congo con todas sus posesiones a la espalda en bultos grandes y pesados. Paré a una mujer de 27 años, llamada Marie-Jean Bisimwa, que llevaba cuatro niños pequeños caminando a su lado. Me dijo que tenía suerte. Sí, habían quemado su pueblo. Sí, había perdido a su marido en medio del caos. Sí, habían violado a su hermana, que se había vuelto loca. Pero ella y sus hijos estaban vivos.

La llevé en coche y sólo tras unas horas de charla por las carreteras llenas de baches me di cuenta de que a los hijos de Marie-Jean les pasaba algo raro: estaban acurrucados, con la mirada fija al frente, no miraban a su alrededor ni hablaban ni sonreían. «Nunca he podido darles bien de comer», explicó. «A causa de la guerra».

Sus cerebros no se habían desarrollado, ya nunca lo harían. «¿Se pondrán mejor?», preguntó. La dejé en un pueblo a las afueras de Goma y sus hijos bajaron tambaleándose tras ella, sin rastro de expresión.

Hay dos historias sobre el comienzo de esta guerra: la oficial y la verdadera. La oficial cuenta que, tras el genocidio en Ruanda, los asesinos en masa de la tribu hutu cruzaron huyendo la frontera y entraron en el Congo y el gobierno de Ruanda los persiguió. Pero es mentira. ¿Cómo lo sabemos? El gobierno de Ruanda no siguió a los genocidas hutus, al menos no al principio; fueron a los lugares donde se encontraban los recursos naturales del país y comenzaron el saqueo. Incluso dijeron a sus tropas que colaboraran con todo hutu que se encontrasen. Congo es el país más rico del mundo en oro, diamantes, coltán, casiterita y muchos otros, y todos querían una parte del pastel, así que otros seis países lo invadieron.

Estos recursos no se robaron para su uso en África, sino para poder vendérnoslos a nosotros. Cuanto más comprábamos, más robaban (y mataban) los invasores. El auge de los teléfonos móviles causó un aumento espectacular en las muertes, porque el coltán que contienen se halla principalmente en el Congo. La ONU señaló a las empresas internacionales que creía implicadas. Anglo-America, Standard Chartered Bank, De Beers y más de otras cien (todas niegan las acusaciones). Pero, en lugar de poner freno a estas corporaciones, nuestros gobiernos exigieron a la ONU que dejara de criticarlas.

En ocasiones la lucha decayó. En 2003, la ONU consiguió por fin la firma de un acuerdo de paz y los ejércitos internacionales se retiraron. Muchos continuaron su labor por medio de milicias afines, pero la carnicería se redujo en cierta medida. Hasta ahora. Como con la primera guerra, hay una historia que ocupa las portadas y una verdad. Un líder de una milicia congoleña, llamado Laurent Nkunda, apoyado por Ruanda, afirma que necesita proteger a la población tutsi de los mismos genocidas hutus que llevan ocultos en las selvas del este del Congo desde 1994. Ésta es la razón por la que está ocupando bases militares congoleñas y está listo para avanzar sobre Goma.

Es mentira. François Grignon, director para África del International Crisis Group, me cuenta la verdad: «Nkunda está recibiendo financiación de algunos empresarios de Ruanda para poder conservar el control de las minas de North Kivu. Éste es el núcleo absoluto del conflicto. Lo que estamos viendo ahora es a los beneficiarios de la economía ilegal de la guerra luchando por mantener su derecho a la explotación».

En este momento, los intereses comerciales de Ruanda obtienen una fortuna de las minas de las que se apoderaron ilegalmente durante la guerra. El precio mundial del coltán ha caído en picado, por lo que ahora se centran hambrientos sobre la casiterita, que se utiliza para la elaboración de latas y otros productos desechables. Cuando la guerra comenzó a decaer, cabía la posibilidad de que perdieran su control en favor del gobierno congoleño elegido, por lo que le han dado otro sangriento empujón.

Pero el debate sobre el Congo en Occidente, cuando se da, se centra en nuestra incapacidad de colocar una venda decente, sin mencionar que estamos causando la herida. Es verdad que los 17 000 soldados de la ONU en el país están fracasando estrepitosamente en la protección de la población civil y necesitan grandes refuerzos con urgencia, pero resulta incluso más importante dejar de impulsar la guerra en primer lugar, con nuestra compra de recursos naturales manchados de sangre. Nkunda sólo tiene armas y granadas para enfrentarse al ejército congoleño y a la ONU porque le compramos su botín: debemos acusar a las empresas que lo compran de inducción a crímenes contra la humanidad e introducir un impuesto mundial sobre el coltán para poder mantener unas tropas de mantenimiento de la paz más numerosas e importantes, para lo cual debemos preparar un sistema internacional que valore las vidas de los africanos más de lo que valora los beneficios.

En alguna parte, perdidos en el gran expolio de los recursos del Congo, se encuentran Marie-Jean y sus hijos, cojeando una vez más por la carretera, con todas sus posesiones a las espaldas. Probablemente nunca usen un teléfono móvil lleno de coltán, una lata de judías forjada con casiterita ni un collar de oro, pero puede que mueran por uno.

Para salvar las vidas de las víctimas de la violencia sexual en el Congo, puede enviar sus donaciones aquí.

Para leer más artículos de Johann sobre el Congo, pulse aquí.


Fuente: How we fuel Africa’s bloodiest war

Artículo original publicado el 30 de octubre de 2008

Sobre la autora

Mar Rodríguez y Manuel Talens son miembros de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora, al revisor y la fuente.

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