La Teología de la Liberación Sigue Viva
Teología de la Liberación sigue viva
La Teología de la Liberación no ha muerto, como muchos aseguran. Por el contrario, está más viva que nunca en la esfera del laicado, de las comunidades eclesiales de base y de los movimientos sociales con fuerte presencia laica, a decir de Mons.Tomás Baduíno, obispo emérito de Goiás, región centro-occidental de Brasil, uno de los principales exponentes de la Teología de la Liberación en Brasil.
“Tal vez haya perdido fuerza en el clero, en los obispos, pero percibo que la Teología de la Liberación está tomando un camino de autonomía, por ejemplo, por medio de organizaciones pastorales de frontera, de la tierra, o del propio CIMI [Consejo Indigenista Misionero]. En fin, pastorales ligadas a los excluidos, los indígenas, los más pobres entre los pobres, los campesinos sin tierra. En esa área la reflexión bíblica y teológica camina en la misma línea con la Teología de la Liberación, inspirando a todo un pueblo marginado que sigue ese camino. Está entonces muy viva en la Iglesia, no ha muerto”, dice monseñor, citando al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez —autor del emblemático libro La Teología de la Liberación (1971)—, quien ironizaba sobre una supuesta muerte de esa línea teológica al decir que “si la Teología de la Liberación ha muerto, no me han invitado al entierro”.
Frei Betto
Los pilares de la Teología de la Liberación que evolucionó en toda América Latina a partir de la segunda mitad de la década de 1960, tras el Concilio Vaticano II (1962-65) y la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín, Colombia, en 1968, son las Comunidades Eclesiales de Base (CEB).
Leonardo Boff
“Las CEB son las comunidades que más fueron animadas por la Teología de la Liberación”, dice Mons. Baduíno. De hecho, fueron el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín los marcos para “la Iglesia que se abrió al mundo”. En ese sentido, acentúa, fue muy importante la inspiración de la Teología de la Liberación, a partir de teólogos y otros pensadores como el jesuita vasco-salvadoreño Jon Sobrino, Gustavo Gutiérrez y los hermanos brasileños Clodovis y Leonardo Boff, entre tantos otros.
Gustavo Gutierrez
Una muestra de la fuerte movilización de las CEB en Brasil fue el VI Encuentro de CEB de Minas Gerais, llevado cabo en la ciudad de Montes Claros en julo del 2010 bajo el lema “Construyendo una Iglesia solidaria”. Participaron más de 1,200 personas, representantes de grupos de trabajadores de todo el estado de Minas Gerais, uno de los más grandes y poblados de Brasil, así como quilombolas (afrobrasileños descendientes de esclavos), indígenas, pero también religiosos y religiosas.
A ello se ha sumado la intensa preparación para el XIII Encuentro Intereclesial de las CEB, programado para julio del 2013, en Juazeiro do Norte, estado de Ceará.
El recordado Monseñor Arnulfo Romero, Mártir de los pobres
En defensa de la causa del pueblo de Dios
Mons. Balduíno —uno de los cofundadores y ex presidente tanto del CIMI como de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), órganos ligados a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), en la defensa, respectivamente, de los derechos de los pueblos indígenas y de los trabajadores rurales sin tierra— recuerda que cuando en 1985 se produjo la sanción al teólogo Leonardo Boff, condenado por el Vaticano al “silencio obsequioso” por su obra, pero en especial por el libro Iglesia, carisma y poder, los propios obispos brasileños “se levantaron defendiendo, no la figura de Leonardo, sino la causa del pueblo de Dios, de las CEB, que tenía en la Teología de la Liberación una fuente de consolación e iluminación de su lucha”.
Don Pedro Casaldáliga, obispo emérito y gran figura de la Teología de la Liberación en Brasil
Sin embargo, el obispo emérito de Goiás observa que durante el papado de Juan Pablo II (1978-2005) ocurrió un movimiento que acabó generando un clima de desconfianza, por una supuesta ligazón de la Teología de la Liberación con el marxismo. “Veo entonces”, sostiene el religioso, “por parte de la propia autoridad romana un cercenamiento”, dejando la Teología de la Liberación de tener presencia junto a la jerarquía.
Pero un importante sector de la Iglesia y de las comunidades cristianas, apunta Mons. Balduíno, “siempre tuvo como referencia las propias palabras de Juan Pablo II, quien dijo que la Teología de la Liberación no sólo era útil sino necesaria”. En la práctica, empero, las normas venidas del Vaticano “no fueron favorables”.
Sin embargo, destaca Mons. Balduíno —quien durante la dictadura militar brasileña (1965-85) ayudó a muchos perseguidos políticos a huir mediante sus dotes como piloto de aviación— que “la Teología de la Liberación es irreversible, un camino que a partir del Concilio [Vaticano II] y de Medellín no puede ser bloqueado”.
La Teología de la Liberación sigue viva, insiste el prelado, “para todos aquellos, inclusive para los no cristianos, que la ven como una esperanza, un testimonio de vida para todos, sobre todo los pobres”. Los frecuentes encuentros de las CEB, cree, son el ejemplo más claro de cuán fuerte e inspiradora sigue siendo la Teología de la Liberación para amplios sectores de la Iglesia Católica, o de las Iglesias cristianas brasileñas.
Fernando Lugo, ex obispo y ahora presidente de Paraguay, siempre fue y es un referente de la Teología de la Liberación.
El grito de los excluidos
Otro ejemplo de esa fuerza es la participación directa de las CEB en dos hechos que movilizarán a todo Brasil el 7 de setiembre, cuando se conmemore una vez más el Día de la Independencia de Brasil, también se realizará otra vez en todo el país el Grito de los Excluidos, con activa participación de la jerarquía y de grupos laicos de la Iglesia Católica brasileña.
El Grito de los Excluidos es promovido desde 1995 —cuando tuvo como tema general “La vida en primer lugar”—, como una forma de movilización y alerta en el sentido de que la verdadera independencia, económica y social, todavía no ha sido alcanzada por la mayor parte del pueblo brasileño, a pesar de los avances sociales de los últimos años.
Ernesto Cardenal, sacerdote y referente de la Teología de la Liberación
En el 2010, el tema del Grito de los Excluidos será una pregunta, seguida de una propuesta: “¿Dónde están nuestros derechos? Vamos a las calles para construir un proyecto popular”. Este año, el Grito de los Excluidos se realizará de forma paralela al Plebiscito Popular sobre la Limitación del Tamaño de la Propiedad de la Tierra en Brasil. Es una iniciativa de la Campaña por el Límite de la Propiedad de la Tierra: en defensa de la reforma agraria y de la soberanía territorial y alimentaria, lanzada en el 2000 por el Foro Nacional por la Reforma Agraria y Justicia en el Campo, que tiene el apoyo de organizaciones como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, la Central Única de los Trabajadores (CUT), la Coordinadora Ecuménica de Servicio (CESE), Cáritas Brasileña, la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil y la CPT.
Jon Sobrino, sacerdote jesuita, sancionado recientemente por el Vaticano por sus obras teológicas, enmarcadas dentro de la Teología de la Liberación.
Varios sectores de la comunidad cristiana, por lo tanto, participan en la iniciativa destinada a promover una reflexión sobre la permanencia de la alta concentración de tierras en manos de pocos grupos en Brasil.
“Brasil presenta uno de los mayores índices de concentración de tierras en el mundo: casi 50% de las propiedades rurales tienen menos de 10 Ha y ocupan apenas 2.36% del área del país. Y menos de 1% de las propiedades rurales (46,911) tienen áreas por encima de 1,000 Ha cada una y ocupan 44% del territorio”, afirmó en reciente artículo en el Correio Braziliense, de Brasilia, el dominico Frei Betto, uno de los grandes referentes de la Teología de la Liberación en Brasil.
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