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Ambiente

La Catástrofe de Bhopal Como Un Mero Accidente de Tránsito

Cifras, mecanismos imperiales, reflexiones y rebeldías sobre la apuesta fáustica e inhumana del capitalismo terminal

 

 

 

“el peor desastre industrial de la historia ha sido reducido a un mero accidente de tráfico”

Sati Nath Sarangi

 

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25 mil muertes tan solo por el afán de lucro desmedido con compuestos químicos letales en una planta industrial convertida en una bomba de tiempo.

 

 

 

. Fecha del “accidente” de la ciudad india de Bhopal: noche de 2 de diciembre de 1984, el peor accidente industrial de la historia que sigue mercando la vida de tres generaciones de ciudadanos y ciudadanas de la ciudad.

. Contexto político en el momento del accidente: presidencia de Ronald Reagan en Estados Unidos, capitalismo sin crisis explícitas, existencia de la Unión Soviética, compases iniciales de la contrarrevolución neoliberal, neocolonialismo capitalista en India, actuaciones sin bridas de las multinacionales.

. Consecuencias del accidente: una filtración de gas metil isocianato (MIC) mató a 20.000 personas y dejó lisiadas a casi medio millón más (40 toneladas de metil isocianato, un químico tóxico altamente volátil almacenado en la planta de pesticidas de UCIL, se filtraron desde las instalaciones de la fábrica de Bhopal y cubrieron la zona circundante).

. Características del gas metil isocianato: insumo del pesticida Sevin, que se producía a muy bajo costo en Bhopal desde 1969. En Europa (en Francia y Alemania) estaba prohibido en aquellas fechas almacenarlo en barriles de 200 litros y sólo podía hacerse para su utilización inmediata [1].

. El gas metil isocianato (MIC) en Bhopal: Unión Carbide hizo caso omiso de los riesgos y construyó tres enormes cisternas capaces de contener cada una 60 toneladas de MIC (300 veces lo permitido en Europa).

 

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Bebé víctima del incendio químico en Bhopal, encontrada entre los restos de su casa tras la explosión y la contaminación química letal

 

. Desencadenante del accidente: apagado del sistema de refrigeración de las cisternas para reducir costes.

. Comentario del principal responsable, Warren Anderson, presidente de la compañía, ante la observación del ingeniero español que le alertó del peligro: la fábrica india de UC era tan segura como una fábrica de chocolatinas.

. Comentarios de los activistas indios: Unión Carbide de Estados Unidos y Anderson sabían que el diseño de la planta de Bhopal estaba basado en tecnología no verificada y fueron ellos quienes ordenaron reducir costes.

. Fallecidos: 3.000 cadáveres quedaron esparcidos por todo Bhopal a la mañana siguiente; la cifra de muertos estuvo entre 20 mil y 25 mil, contando a quienes fallecieron en los años posteriores por los efectos dañinos de los gases tóxicos (las cifras oficiales de India situaron la cantidad de muertos en 15 mil).

. Consecuencias del accidente en los supervivientes y sus descendientes: padecen efectos a largo plazo: desde la tuberculosis pasando por los defectos congénitos y fiebre crónica hasta cáncer.

. Últimos análisis de 2010 del Centro hindú para la Ciencia y el Ambiente: el agua subterránea de áreas ubicadas incluso a tres kilómetros de la fábrica de la UCIL contienen casi 40 veces más pesticidas que los permitidos en la India (las aguas dan de beber a unos 30 mil habitantes de la zona).

. Nacimientos: numerosos niños de la zona nacen ciegos, paralíticos o luego desarrollan un cáncer.

. Inicio del juicio por el desastre de Bhopal: 1987, 23 años han pasado desde entonces hasta llegar al veredicto del lunes 7 de junio de 2010 (en 1996, la Corte Suprema redujo los cargos contra los funcionarios indios de UCIL, alegando que la culpabilidad radicaba en la casa matriz de Estados Unidos).

 

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Niños víctimas de la nube tóxica de Bhopal, India

 

 

 

. Consideración de las cuatro organizaciones que reúnen a los sobrevivientes del desastre: el gobierno indio fue responsable de "negligencia criminal".

. Sentencia de un tribunal de India el pasado lunes, 7 de junio de 2010: dos años de prisión a ocho ex ejecutivos de la filial local de la firma transnacional estadounidense Union Carbide Corp.

. Detalles de los condenados: está entre ellos Keshub Mahindra, presidente de Union Carbide India Limited (UCIL, filial de Union Carbide Corp., UCC), en el momento del accidente; los siete condenados que siguen vivos han sido condenados a dos años de cárcel (apenas estarán, si llegan a estar, una hora en la cárcel por cada persona fallecida) y multados cada uno con 100.000 rupias (unos 2 mil dólares) que, desde luego, pudieron pagar inmediatamente.

. Evadido homicida: el veredicto no ha incluido al fugitivo ex presidente de UCC, Warren Anderson, quien se cree que está oculto en Estados Unidos tras su breve arresto y posterior pago de su fianza en India (a Anderson se le imputaron cargos por homicidio no premeditado).

. Multa a la UCIL, la filial india de Unión Carbide Corp: 500.000 rupias (unos diez mil dólares USA, 8.900 euros).

. Pagos previos de Unión Carbide: 470 millones de dólares, unos 390 millones de euros, como compensación económica al gobierno indio (el 15% de lo solicitado por éste); las víctimas recibieron hace 20 años una media de 300 euros.

. Compras y adquisiciones: The Dow Chemical Company compró UCC en febrero de 2001, diecisiete años después de la tragedia de Bhopal. Posición firme de la multinacional: no tiene ninguna responsabilidad por la pérdida de gas en una fábrica en la que no operaba en ese momento.

 

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Libro que relata los pormenores de la catástrofe

 

 

. Comentario de Rachana Dhingra, una activista del Grupo de Información y Acción de Bhopal, una organización ciudadana que lucha por los derechos de los supervivientes de la tragedia, que abandonó su trabajo en una compañía informática de USA para luchar por los derechos de las víctimas de la tragedia: “El fallo es una burla al sistema judicial de India. Esto no es justicia. Es un mensaje a las multinacionales para que pueden venir a India a contaminar, matar y finalmente pagar una escasa compensación económica por ello”.

. Comentario de Sati Nath Sarangi, un activista hindú presente en Bhopal desde el primer día de la tragedia: “el peor desastre industrial de la historia ha sido reducido a un mero accidente de tráfico”.

. Residuos del accidente: 350 toneladas de residuos tóxicos siguen abandonadas en un cobertizo de hojalata en la planta.

Nota:

[1] Elisa Reche, “Las 25.000 muertes de Bhopal quedan impunes”. Público, 8 de junio de 2010, pp. 10-11.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Editado con imágenes para altermediamundo

Superar el Imperialismo Ecológico

Más allá del imperialismo ecológico

 


Jayati Ghosh


La disputa sobre el cambio climático no sólo es una batalla entre ricos y pobres: ilustra la futilidad de la obsesión del crecimiento económico. 

Y bien: la cumbre de Copenhague no transmitió  ninguna esperanza de cambio substancial, ni siquiera una indicación de que los líderes mundiales sean suficientemente conscientes de la vastedad y urgencia del problema. Pero, ¿constituye eso una sorpresa? Nada indicaba en el tan jaleado periodo previo a la cumbre que los organizadores tuvieran de verdad la ambición de cambiar su curso y detener o invertir un proceso de crecimiento claramente insostenible.    

Parte del problema reside en que la cuestión del cambio climático se describe cada vez más como competencia de intereses entre países. De este modo, la cumbre se ha interpretado como una lucha entre “los dos grandes culpables” –los EE.UU. y China– o entre un pequeño grupo de naciones desarrolladas y un pequeño grupo de países recién emergentes (el grupo de los cuatro,  China, India, Brasil y Sudáfrica), o en el mejor de los casos, entre países ricos y pobres. El legado histórico del crecimiento en el pasado de los países ricos, que tiene una repercusión adversa real, se deja sentir vivamente en el mundo en desarrollo. No se trata sólo del pasado: las emisiones per cápita de gases de invernadero en el mundo desarrollado multiplican todavía por mucho las de cualquier país en desarrollo, incluida China. Así que los intentos de los comentaristas del norte de cargar las culpas sobre algunos países por hacer descarrilar el resultado se ven en la mayoría de los países desarrollados como una prueba más de un enfoque esencialmente colonial.   

Pero describir esto como una lucha entre países pierde de vista el punto esencial: que la cuestión está vinculada a un sistema económico –el capitalismo– que depende de forma crítica del rápido crecimiento como fuerza impulsora, aunque este “crecimiento” no suponga una vida mejor para la gente. De manera que no se cuestiona la suposición de que los países ricos cuya población desciende deban seguir creciendo en términos de PIB, en lugar de encontrar formas distintas de crear y distribuir la producción para generar una mayor calidad de vida. No se debate el patrón de “crecimiento” de los países en desarrollo “con éxito”, que se ha producido en muchos casos al precio del aumento de la desigualdad, de mayor inseguridad material para un sector considerable de la población y un enorme perjuicio al medio ambiente.    

Puesto que dichas cuestiones ni siquiera se pusieron sobre la mesa en la cumbre de Copenhague, incluso un resultado con “éxito” sobre la base de una declaración común apenas sí habría señalado la clase de cambio que se requiere. Pero eso no significa que el problema haya desaparecido; de hecho, es más apremiante que nunca.    

Los optimistas creen que el problema se puede resolver con un resultado beneficioso para todos que se base en el crecimiento "verde" y las nuevas tecnologías que proporcionan una producción desmaterializada, de modo que el crecimiento tenga un impacto decreciente sobre el medio ambiente. Pero dicha esperanza se ve también limitada por la paradoja de Jevons (del economista decimonónico inglés William Stanley Jevons) [1], que establece que la expansión típicamente abruma de forma característica cualquier aumento de la eficiencia en el rendimiento de los materiales y la energía.    

Así se elucida en un libro importante de reciente aparición de John Bellamy Foster. [2] Foster sostiene que una reorganización racional del metabolismo entre naturaleza y sociedad debe dirigirse no sólo al cambio climático sino a la panoplia entera de problemas ambientales. “El inmenso peligro al que se enfrenta hoy la especie humana (...) no se debe sólo a las limitaciones del medio ambiente natural sino que se desprende de un sistema social trastornado que gira sin control y más concretamente del imperialismo norteamericano”. (pág. 105)   

¿Qué tiene que ver con esto el imperialismo? "El capital se abalanza contra barreras ecológicas que no pueden superarse a escala de la biosfera, como era anteriormente el caso, a través del "arreglo espacial" de la expansión geográfica y la explotación. El imperialismo ecológico  – el crecimiento del centro del sistema a tasas insostenibles, mediante la exhaustiva degradación ecológica de la periferia – está generando ahora un conjunto de contradicciones ecológicas a escala planetaria que ponen en peligro la biosfera en su conjunto". (pág. 249)  

Esto no significa que los intereses de la gente del centro se opongan inevitablemente a los de la gente de la periferia, puesto que en ambos casos se ven adversamente afectados por los resultados de esos desequilibrios ecológicos. Significa en cambio que va hoy en interés de todos nosotros pasar de una obsesión por un crecimiento que se dirige primariamente al aumento del beneficio capitalista a una organización más racional de la sociedad y de la relación entre la humanidad y la naturaleza.     

Así pues, existe desde luego una solución en la que todos ganan, pero que no puede basarse en el paradigma económico existente. La buena noticia es que las alternativas más humanas y democráticas también tienen la probabilidad de ser más sostenibles ambientalmente.    

Notas: [1] La paradoja de Jevons afirma que a medida que el perfeccionamiento tecnológico aumenta la eficiencia con la que se usa un recurso, lo más probable es que aumente el consumo de dicho recurso, antes que disminuya. Concretamente, la paradoja de Jevons implica que la introducción de tecnologías con mayor eficiencia energética puede, a la postre, aumentar el consumo total de energía.  [2] John Bellamy Foster, The Ecological Revolution: Making Peace with the Planet, Nueva York, Monthly Review Press, 2009.     

Jayati Ghosh es profesora de Economía de la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, y secretaria ejecutiva de IDEAS (International Development Economics Associates). Colabora habitualmente con diversos medios periodísticos de la India, así como con varias organizaciones y movimientos sociales de corte progresista. Es también miembro de la National Knowledge Commission (Comisión Nacional para el Conocimiento) que asesora al primer ministro indio.

Salvar El Planeta No Es Salvar El Sistema

Intervención del Presidente Evo Morales en la Cumbre del Cambio Climático en Copenhague

Rebanadas de Realidad - Dinamarca, 17/12/09.- Primero, expresar nuestra molestia por la desorganizació n y las dilaciones que existen en este evento internacional, cuando nuestra responsabilidad debería ser con mucha eficacia; nuestros pueblos también esperan resultados para salvar la vida, para salvar la humanidad, salvando el planeta tierra.
Cuando preguntamos, qué pasa con los anfitriones, por qué no los debates, nos dicen que es Naciones Unidas. Cuando preguntamos qué pasa con las Naciones Unidas, dicen que es Dinamarca, y no sabemos quién organiza este evento internacional, porque todo el mundo está esperando de los jefes de Estado una solución, una propuesta de solución para salvar la vida.
Y por eso, quiero expresar de manera muy sincera, honesta, responsable, nuestra enorme preocupación por esta desorganizació n.
Después de escuchar algunas intervenciones de hermanos presidentes del mundo, muy sorprendido porque solamente tratan de los efectos y no de las causas del cambio climático. Lamento mucho decir, cobardemente no queremos tocar las causas de la destrucción del medioambiente en el planeta tierra.
Y queremos decir, desde acá, las causas vienen del capitalismo. Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción al medioambiente, por tanto a la vida y la humanidad, seguramente nunca vamos a resolver este problema que es de todos, de todas, y no solamente de un continente, no solamente de una nación, no sólo de una región.
Y por eso nuestra obligación es identificar las causas del cambio climático, y quiero decirles con responsabilidad ante mi pueblo y ante el pueblo del mundo, las causas viene del capitalismo.
Por supuesto tenemos profundas diferencias de presidente a presidente, de gobierno a gobierno. ¿Cuáles son esas diferencias? , tenemos dos formas de vida, por tanto está en debate dos culturas de vida, la cultura de la vida y la cultura de la muerte..
La cultura de la muerte que es el capitalismo, nosotros decimos los pueblos indígenas es el vivir mejor, mejor vivir a costa del otro; y la cultura de la vida es el socialismo, el vivir bien.
¿Cuáles son las profundas diferencias entre el vivir bien y el vivir mejor. El vivir mejor, repito nuevamente, vivir a costa del otro, explotando al otro, saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra, privatizando los servicios básicos.
Mientras que el vivir bien, es vivir en solidaridad, en igualdad, en complementariedad, en reciprocidad, no es el vivir mejor. En términos científicos, desde el marxismo, desde el leninismo dice: capitalismo- socialismo; y nosotros sencillamente decimos: el vivir bien y el vivir mejor.
Estas dos formas de vivencia, estas dos culturas de la vida está en debate cuando hablamos del cambio climático, y si no decidimos cuál es la mejor forma de vivencia o de vida, seguramente este tema nunca vamos a resolver, porque tenemos problemas de vivencia, el lujo, el consumismo que hace daño a la humanidad, y no queremos decir la verdad en esta clase de eventos internacionales.
Desde el momento que empecé a participar en las Naciones Unidas, yo ando muy preocupado porque no hay presidentes que no dicen la verdad ante el mundo. Todos protestan sobre el cambio climático, pero nadie protesta contra el capitalismo que es el peor enemigo de la humanidad.
Si el capitalismo es el peor enemigo de la humanidad, sabiendo no lo dicen, por tanto los jefes de Estado mentimos al pueblo boliviano, y dentro de nuestra forma de sobrevivencia el no mentir es algo sagrado, y eso no lo practicamos acá.
Ojalá ustedes, los presidentes, algunos presidentes del sistema capitalista pueda revisar nuestra Constitución Política del Estado boliviano. Felizmente con mucho esfuerzo aprobamos y en la Constitución está el ama sua, ama llulla, ama q’ella; no robar, no mentir ni ser flojo. Ser autoridad es la forma de servir al pueblo, a los pueblos del mundo, a los pueblos en Bolivia.
Por eso, yo quería esta oportunidad para expresar, y lamento mucho que cuando yo tengo que hablar desde la mesa desaloja a la gente, yo tengo que hablar con sillas vacías, preguntaba qué estaba pasando antes que lleguemos acá, bueno, hay que desalojar, hay que despedir a la gente cosa que nos escuche; pero tendremos la oportunidad de hacernos escuchar en otros foros internacionales con los movimientos sociales. No importa, acá nos pueden bloquear. No importa, acá pueden desalojar a la gente para que no nos escuche.
Está bien, quiero expresar mi molestia. Creo que lo mejor sería que nuestros pueblos nos escuchen.
Si estas son nuestras profundas diferencias ideológicas, programáticas, culturales de la vida, yo he llegado a la conclusión queridos presidentes, delegaciones que están presentes acá, que en este milenio es más importante defender los derechos de la Madre Tierra que defender los derechos humanos.
La tierra o el planeta tierra, o la Madre Tierra o la naturaleza existen y existirá sin el ser humano, pero el ser humano no puede vivir sin el planeta tierra. Y por tanto, es nuestra obligación defender el derecho de la Madre Tierra, defender el derecho de la Madre Tierra, defender el planeta tierra es más importante que defender los derechos humanos.
Muchos dirán, bueno, entonces qué es la vida, pero si no hay planeta tierra que se destroza, de qué sirve defender los derechos humanos, la vida misma.
Yo saludo a las Naciones Unidas, que este año por fin ha declarado el Día Internacional de la Madre Tierra. Es Madre Tierra.. La madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida. A la madre no se alquila, no se vende ni se viola, hay que respetarla. La Madre Tierra es nuestro hogar. Si esa es la Madre Tierra, cómo puede haber políticas de destrucción a la Madre Tierra, de mercantilizar a la Madre Tierra. Tenemos profundas diferencias con el modelo occidental, y eso está en debate en este momento.
Y por eso, yo quiero decirles queridos presidentes, tenemos la obligación de cómo liberar a la Madre Tierra del capitalismo, cómo acabar o eliminar la esclavitud de la Madre Tierra.
Si no acabamos con la esclavitud de la Madre Tierra, jamás vamos a poder resolver sobre la vida, sobre la humanidad y sobre el planeta tierra.
Por supuesto, reitero una vez más, tenemos profundas diferencias con el occidente. Pero también, aprovecho esta oportunidad, como ya planteábamos, es tan importante debatir ahora lo que nunca sobre la deuda climática.
Y la duda climática no solamente son recursos económicos, nuestra primera propuesta, como por ejemplo buscar el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, la Madre Tierra. Restablecer ese equilibrio, reestableciendo el equilibrio entre la sociedad que vive en el mundo.
Estoy en Europa, estábamos en Europa, ustedes saben que muchas familias bolivianas, familias latinoamericanas viven en Europa, aquí vienen acá a mejorar sus condiciones de vida. En Bolivia podría estar ganando 100,200 dólares mes, pero esa familia, esa persona se viene acá a cuidar un abuelo europeo, a una abuela europea, y mes ganan 1.000 euros. Claro, en vez de estar ganando 200 dólares mes, prefieren ganar 1.000 euros.
Estas son las asimetrías que tenemos de continente a continente, y obligados a debatir, a debatir cómo buscar cierto equilibrio, achicando, reduciendo esas profundas asimetrías de familia a familia, de país en país, especialmente de continente a continente.
Pero, cuando nuestras familias vienen acá, nuestras hermanas y hermanos vienen a sobrevivir o mejorar sus condiciones de vida, son expulsados. Esos documentos llamados de retorno desde el Parlamento Europeo, pero cuando los abuelos europeos hace tiempo llegaban a Latinoamérica, nunca han sido expulsados.
Mi familia, mis hermanos no viene acá a acaparar ni minas ni miles de hectáreas para ser terratenientes. Antes nunca había visas ni pasaportes para que lleguen a ABYA YALA, ahora llamada América. Este también es un daño, que hay que reparar por supuesto.
Entonces, estamos hablando acá de soluciones profundas, profundas, históricas, yo quiero plantearlas en este tema de la deuda, la mejor deuda climática es reconociendo el derecho de la Madre Tierra. Si no reconocemos el derecho de la Madre Tierra, pues en vano vamos a estar hablando de 10 millones, de 100 millones, que es una ofensa para la humanidad.
¿Cómo devolver a la Madre Tierra su derecho? Imagínense, en el siglo pasado, hace 70 años, recién Naciones Unidas declaraban el derecho del ser humano, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hace 70 años no había derechos humanos.
A los pueblos hace tres años, por fin se reconocieron los derechos, y ahora en este milenio obligados a debatir, a reconocer el derecho de la Madre Tierra. Si no reconocemos el derecho de Madre Tierra, todos nosotros seremos responsables con la humanidad.
La mejor forma de la deuda climática es reconocer el derecho de la Madre Tierra.
El segundo componente, es la devolución a los países en desarrollo del espacio atmosférico. Que los países ricos o con industria irracional han ocupado con sus emisiones los gases de efecto invernadero. Para pagar esta deuda de emisiones deben reducir y absorber sus gases de efecto invernadero, de forma tal que exista una distribución equitativa de la atmósfera entre todos los países tomando en cuenta su población, porque los países en vía de desarrollo requerimos de espacio atmosférico para el desarrollo de nuestras regiones.
El tercer componente, por supuesto es la reparación de los daños presentes y futuros afectados por el cambio climático, y quienes o sistemas que van destruyendo al medioambiente, la Madre Tierra, tiene la obligación de reparar esos daños.
Dentro los daños, nuestra propuesta es que los países ricos deben acoger a todos los migrantes que sean afectados por el cambio climático, y no estar despidiendo, retornando a sus países con lo están haciendo en este momento, porque son responsables los países del occidente en este cambio climático.
Queridos presidentes, presidentas nuestra obligación es cómo, es salvar a toda la humanidad y no la mitad de la humanidad. El objetivo tiene que ser bajar la temperatura a un grado centígrado para evitar que muchas islas desaparezcan, que el África sufra un holocausto climático y para que nuestros glaciares y nuestros lagos sagrados se salven. La reducción de gases de efecto invernadero tiene que ser reales dentro de los países desarrollados.
Y si no desarrollamos estas políticas, repito nuevamente, seremos responsables de la destrucción de los seres humanos que habitan esta noble tierra.
Quiero aprovechar esta oportunidad para hacer un nuevo planteamiento, llegué hace dos noches atrás, de acuerdo a nuestros compañeros de las cancillerías, embajadores, nos informan que aquí no habrá acuerdo. Como tenemos profundas diferencias de la forma de vivencia, que jamás va haber acuerdo en esta clase de reuniones, hay pueblos movilizados marchando permanentemente. Yo saludo ahí, en América, el continente América, gracias a los pueblos, acompañado por algunos presidentes, hemos acabado algunas políticas de saqueo permanente que venían del imperialismo norteamericano.
Mi respeto, mi admiración a Fidel, a Hugo Chávez, con los movimientos sociales, que años atrás pararon el ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas. Yo decía que no era Área de Libre Comercio de las Américas, es un área de librecolonizació n de las Américas, se paró, se derrotó. Y si hablamos económicamente sobre el ALCA, yo decía que en vez de decir ALCA debe llamarse ALGA, saben por qué, porque iba ser el área de ganancia de las Américas.
Y gracias a la fuerza de los pueblos hemos derrotado estas políticas, y aquí quiero decirles, sólo con la lucha del pueblo, pueblos del mundo vamos a derrocar el capitalismo para salvar a la humanidad.
Como aquí no podemos ponernos de acuerdo, no hay acuerdos, yo quiero pedirles para debatir desde las Naciones Unidas, una forma de resolver no a nivel de jefes de Estado, sino con los pueblos del mundo, y eso es un referéndum mundial sobre el cambio climático. Consultemos al pueblo, lo que digan nuestros pueblos respetemos, y lo que digan los pueblos sea vinculante en aplicación en todos los países del mundo. Y así vamos a resolver cuando tenemos profundas diferencias de presidente a presidente, de continente a continente, especialmente con los países del capitalismo.
Y quiero dejar cinco preguntas para que las Naciones Unidas, desde la mesa, puedan y hagan un trabajo para consultar al pueblo de todo el mundo sobre el cambio climático.
Preguntas para referéndum mundial sobre cambio climático:
Primero...- ¿Está usted de acuerdo con restablecer la armonía con la naturaleza reconociendo los derechos de la Madre Tierra? Los pueblos hermanos del mundo dirá: Sí o No. Dejamos en la decisión de los pueblos del mundo..
Segundo..- ¿Está usted de acuerdo con cambiar este modelo de sobreconsumo y derroche, que es el sistema capitalista? Dejamos a la decisión del mundo.
Tercero.- ¿Está usted de acuerdo con que los países desarrollados reduzcan y absorban sus emisiones de gas invernadero de manera doméstica para que la temperatura no suba más de un grado centígrado? Sí o No. Los pueblos del mundo decidirán.
Cuarto.- ¿Está usted de acuerdo en transferir todo lo que se gasta en las guerras y destinar un presupuesto superior al presupuesto de defensa para el cambio climático? Los pueblos del mundo definirán Sí o No. Por aquí no es posible que algunos países como EEUU gasten tanta plata para matar y no se gasta plata para salvar vidas, esas son dos culturas: cultura de la muerte y la cultura de la vida. Y no puedo entender, que EEUU gaste para mandar tropas y tropas donde tiene que matar a seres humanos.
Por supuesto cualquier país tiene derecho a defenderse, que se defienda en su país. Quién no tiene derecho a defenderse, todos tenemos derecho a defenderse, a defendernos si hay provocación. Pero, esta forma de enviar tropas a Afganistán, a Irán, bases militares en Sudamérica, en Latinoamérica, es la mejor forma de soportar terrorismo de Estado.
En vez de gastar plata para el terrorismo de Estado, más bien gastemos plata para salvar vidas, que es retirar plata para defender la vida, para salvar al planeta tierra.
Quinto.- Y como quinto punto, última pregunta que nos haríamos, es una propuesta para debatir entre presidentes, podemos mejorar por supuesto: ¿Está usted de acuerdo con un tribunal de justicia climática para juzgar a quienes destruyen la Madre Tierra? Aprobado, Sí, por ahí
Ya tengo un voto a favor. Entonces, yo quería dejar esta propuesta queridos presidentes en la mesa, porque alguien tiene que juzgar, y nuestra propuesta es crear ese tribunal de justicia climática en las NNUU, allá un tribunal que juzgue a quienes destrozan el medioambiente, a quienes no respetan o no aplican el tratado de Kioto, por ejemplo.
Ya es hora de poner el cascabel al gato, para defender la vida y a la humanidad.
Perdonen queridos presidentes, tenía esta pequeña intervención, esperamos que pueda servir este aporte, de esta manera todos defendamos la vida, todos salvemos a la vida, todos defendamos al planeta tierra.
Yo quiero hacer una llamada a los pueblos del mundo, quiero que sepan después de conocerme con algunos presidentes, aquí no vamos a resolver nada por esos pueblos del mundo, y mi convocatoria a los pueblos del mundo a organizarse, a tomar conciencia, a unirse, a movilizarnos para acabar con el capitalismo y así vamos a salvar a la humanidad y al planeta tierra.

Muchísimas gracias.


COPENHAGUE, DICIEMBRE 16

Señor Presidente, señores, señoras, excelencias, amigas y amigos, les prometo que no voy a hablar más del que más ha hablado esta tarde aquí, permítanme un comentario inicial que hubiera querido hacer como parte del punto previo que fue ejercido por la delegación de Brasil, de China, de India, Bolivia, nosotros estábamos allá pidiendo la palabra pero, no fue posible tomarla. Dijo la representante Bolivia, mi saludo por cierto al compañero Presidente Evo Morales quien está por allí, Presidente de la República de Bolivia.

Asistentes [APLAUSOS].

Ella dijo entre otras cosas lo siguiente, tomé nota por aquí, dijo: el texto presentado no es democrático, no es inclusivo. Yo venía llegando apenas y nos estábamos sentando cuando oímos a la Presidenta de la sesión anterior, la Ministra, decir que venía un documento por ahí, pero que nadie conoce, yo he preguntado por el documento, aún no lo tenemos, creo que nadie sabe de ese documento top secret. Ahora ciertamente, la camarada boliviana lo dijo, no es democrático, no es inclusivo, ahora señoras, señores:¿Acaso no es esa precisamente la realidad de este mundo? ¿Acaso estamos en un mundo democrático? ¿Acaso el sistema mundial es inclusivo?

¿Podemos esperar algo democrático, inclusivo del sistema mundial actual?  Lo que vivimos en este planeta es una dictadura imperial, y desde aquí la seguimos denunciando ¡Abajo la dictadura imperial! ¡Y que vivan los pueblos y la democracia y la igualdad en este planeta!

Asistentes [APLAUSOS].

Y esto que aquí vemos es reflejo de ello: exclusión. Hay un grupo de países que se creen superiores a nosotros los del sur, a nosotros el tercer mundo, a nosotros los subdesarrollados, o como dice el gran amigo Eduardo Galeano: nosotros lo países arrollados como por un tren que nos arrolló en la historia. Así que no nos extrañemos pues de esto, no nos extrañemos, no hay democracia en el mundo y aquí estamos una vez más ante una poderosa evidencia de la dictadura imperial mundial. Luego aquí subieron dos jóvenes, afortunadamente los agentes del orden han sido decentes, algún empujón por ahí, y ellos colaboraron ¿no? Allá afuera hay mucha gente ¿saben? Claro, no caben en este salón, mucha gente; he leído por prensa que hubo algunos detenidos, algunas protestas intensas, ahí en las calles de Copenhague, y quiero saludar a toda esa gente que esta allá afuera, la mayor parte de ella jóvenes.

Asistentes [APLAUSOS].

Claro son jóvenes preocupados, creo que con razón mucho más que nosotros por el futuro del mundo; nosotros tenemos -la mayoría de los que estamos aquí- ya el sol a la espalda, ellos tienen el sol al frente y están muy preocupados. Uno pudiera decir señor Presidente que un fantasma recorre Copenhague, parafraseando a Carlos Marx, el gran Carlos Marx, un fantasma recorre las calles de Copenhague, y creo que ese fantasma anda en silencio por esta sala, por ahí anda, entre nosotros, se mete por los pasillos, sale por debajo, sube, ese fantasma es un fantasma espantoso casi nadie quiere nombrarlo: el capitalismo es el fantasma, casi nadie quiere nombrarlo.

Asistentes [APLAUSOS].

Es el capitalismo, ahí rugen los pueblos, allá afuera se oyen. Yo venía leyendo algunas consignas que hay en las calles pintadas, y yo creo que esas consignas de estos jóvenes, algunas de ellas la oí cuando iba el joven allá y la joven, hay dos de las que tomé nota. Se oyen entre otras dos poderosas consignas. Una: No cambien el clima, cambien el sistema.

Asistentes [APLAUSOS].

Y yo la tomo para nosotros.

No cambiemos el clima ¡Cambiemos el sistema! Y en consecuencia comenzaremos a salvar el planeta. El capitalismo, el modelo de desarrollo destructivo está acabando con la vida, amenaza con acabar definitivamente con la especie humana.

Y el otro lema llama a la reflexión. Muy a tono con la crisis bancaria que recorrió al mundo y todavía lo golpea, y la forma cómo los países del norte rico auxiliaron a los banqueros y a los grandes bancos, sólo Estados Unidos, bueno, se perdió la cifra, es astronómica; para salvar bancos. Dicen en las calles lo siguiente: Si el clima fuera un banco ya lo habrían salvado.

Asistentes [APLAUSOS].

Y creo que es verdad. Si el clima fuera un banco capitalista de los más grandes, ya lo habrían salvado los gobiernos ricos.

Creo que Obama no ha llegado, recibió el Premio Nobel de la Paz casi el mismo día que mandaba 30 mil soldados más a matar inocentes en Afganistán, y viene ahora a presentarse aquí con el Premio Nobel de la Paz, el Presidente de los Estados Unidos. Pero Estados Unidos tiene la maquinita de hacer billetes, de hacer dólares, y ha salvado, bueno creen haber salvado los bancos y el sistema capitalista. Bien, esto, comentario al margen, que yo quería hacerlo allá, estábamos levantando la mano para acompañar a Brasil, a India, a Bolivia, a China, en su interesante posición que Venezuela comparte y los países de la Alianza Bolivariana, con firmeza; pero bueno, no nos dieron la palabra, así que no me cuente estos minutos por favor Presidente.

Asistentes [APLAUSOS].

Fíjense, por ahí conocí, tuve el gusto de conocer a este escritor francés Hervé Kempf, recomiendo este libro, lo recomiendo, se consigue en español –por ahí está Hervé- también en francés, en inglés seguramente, “Cómo los ricos destruyen el planeta”. Hervé Kempf: Cómo los ricos destruyen el planeta. Por eso fue que Cristo lo dijo: Más fácil será que un camello entre por el ojo de una aguja, a que un rico entre al Reino de los cielos. Eso lo dijo Cristo nuestro señor.

Asistentes [APLAUSOS].

 Los ricos están destruyendo el planeta. ¿Será que piensan irse para otro cuando destruyan este? ¿Tendrán planes para irse a otro planeta? Hasta ahora no se ve ninguno en el horizonte de la galaxia. Apenas este libro me ha llegado, me lo ha regalado Ignacio Ramonet que está por ahí también en esta sala; y terminando el prólogo o el preámbulo esta frase es muy importante, dice Kempf lo siguiente, leo: “No podremos reducir el consumo material a nivel global si no hacemos que los poderosos bajen varios escalones, y si no combatimos la desigualdad. Es necesario que al principio ecologista tan útil a la hora de tomar conciencia, pensar globalmente y actuar localmente, le sumemos el principio que impone la situación: consumir menos y repartir mejor”. Creo que es un buen consejo que nos da este escritor francés Hervé Kempf.

Asistentes [APLAUSOS].

Ahora bien señor Presidente, el cambio climático es sin duda el problema ambiental más devastador del presente siglo, inundaciones, sequías, tormentas severas, huracanes, deshielos, ascenso del nivel medio del mar, acidificación de los océanos y olas de calor, todo eso agudiza el impacto de las crisis globales que nos azotan. La actual actividad humana supera los umbrales de la sostenibilidad, poniendo en peligro la vida en el planeta, pero también en ello somos profundamente desiguales.

Quiero recodarlo: los 500 millones de personas más ricas, 500 millones, esto es el siete por ciento, sept por ciento, seven por ciento de la población mundial. Ese siete por ciento es responsable, esos quinientos millones de personas más ricas son responsables del cincuenta por ciento de las emisiones contaminantes, mientras que el 50 por ciento más pobre es responsable de sólo siete por ciento de las emisiones contaminantes. Por eso a mí me llama la atención, es un poco extraño, llamar aquí a Estados Unidos y a China al mismo nivel. Estados Unidos tiene apenas, bueno, que, llegará si acaso a 300 millones de habitantes. China tiene casi 5 veces más población que Estados Unidos. Estados Unidos consume más de 20 millones de barriles diarios de petróleo, China llega apenas a 5, 6 millones de barriles diarios, no se puede pedir lo mismo a Estados Unidos y a China. He allí temas que hay que discutir, ojalá pudiéramos los Jefes de Estado y de Gobierno sentarnos a discutir de verdad, verdad sobre estos temas.

Luego señor Presidente, el 60 por ciento de los ecosistemas del planeta están dañados, el 20 por ciento de la corteza terrestre está degradada; hemos sido testigos impasibles de la deforestación, la conversión de tierras, la desertificación, las alteraciones de los sistemas de agua dulce, la sobreexplotación de los recursos marinos, la contaminación y la pérdida de la diversidad biológica. La utilización exacerbada de la tierra sobrepasa en un 30 por ciento la capacidad para regenerarla. El planeta está perdiendo lo que llaman los técnicos la capacidad para autorregularse, eso lo está perdiendo el Planeta, cada día se liberan más desechos de los que pueden ser procesados. La supervivencia de nuestra especie martilla en la conciencia de la humanidad. A pesar de la urgencia, han transcurrido dos años de negociaciones para concluir un segundo período de compromiso bajo el Protocolo de Kyoto, y asistimos a esta cita sin un acuerdo real y significativo. Y por cierto, acerca del texto que viene de la nada, como algunos lo calificaron, el representante chino, Venezuela dice, y los países del ALBA decimos, la Alianza Bolivariana que nosotros no aceptamos, desde ya lo decimos, ningún otro texto que no sea el que venga de los grupos de trabajo del Protocolo de Kyoto y de la Convención, son los textos legítimos que se han estado discutiendo con tanta intensidad en estos años.

Asistentes [APLAUSOS].

 

Y en estas últimas horas, creo que ustedes no han dormido, además de que no han almorzado, no han dormido. No me parece lógico que salga ahora un documento de la nada, como dicen ustedes. El objetivo científicamente sustentado de reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo a todas luces, hoy a esta hora, parece haber fracasado, por ahora. La razón ¿Cuál es? No tenemos duda. La razón es la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones más poderosas del planeta, nadie se sienta ofendido, recurro al gran José Gervasio Artigas cuando dijo: “Con la verdad ni ofendo ni temo”. Pero en verdad es una actitud irresponsable de marchas, de contramarchas, de exclusión, de un manejo elitesco, de un problema que es de todos y que sólo podremos resolver todos. El conservadurismo político y el egoísmo de los grandes consumidores, de los países más ricos denotan una alta insensibilidad y falta de solidaridad con los más pobres, con los hambrientos, con los más vulnerables a las enfermedades, a los desastres naturales, señor Presidente, es imprescindible un nuevo y único acuerdo aplicable a partes absolutamente desiguales, por la magnitud de sus contribuciones y capacidades económicas, financieras y tecnológicas y que esté basado en el respeto irrestricto a los principios contenidos en la Convención.

Los países desarrollados deberían establecer compromisos vinculantes, claros y concretos en la disminución sustancial de sus emisiones y asumir obligaciones de asistencia financiera y tecnológica a los países pobres para hacer frente a los peligros destructivos del cambio climático. En tal sentido la singularidad de los estados insulares y de los países menos desarrollados, debería ser plenamente reconocida.

Señor Presidente, el cambio climático no es el único problema que afecta hoy a la humanidad, otros flagelos e injusticias nos asechan, la brecha que separa los países ricos y pobres no ha dejado de crecer, a pesar de todos los objetivos del milenio, la cumbre de financiamiento de Monterrey, todas esas cumbres como decía aquí el Presidente de Senegal denunciando una gran verdad, promesas y promesas incumplidas y el mundo sigue su marcha destructiva.
El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres, los 2 mil 800 millones de personas que viven en la pobreza, con menos de 2 dólares al día y que representan el 40 por ciento de la población global obtiene sólo el 5 por ciento del ingreso mundial. Hoy mueren al año unos 9,2 millones de niños antes de alcanzar el quinto año de vida y el 99,9 por ciento de estas muertes ocurren en los países más pobres. La mortalidad infantil es de 47 muertes por mil nacidos vivos, pero es de sólo 5 por cada mil en los países ricos. La esperanza de vida en el planeta es de 67 años, en los países ricos es de 79, mientras en algunas naciones pobres es de sólo 40 años. Adicionalmente existen mil cien millones de habitantes sin acceso al agua potable, 2 mil 600 millones sin servicio de saneamiento, más de 800 millones de analfabetos y mil veinte millones de personas hambrientas, ese es el escenario del mundo.

Ahora la causa ¿cuál es la causa? Hablemos de la causa, no evadamos responsabilidades, no evadamos la profundidad de este problema, la causa sin duda, vuelvo al tema de todo este desastroso panorama es el sistema metabólico destructivo del capital y su modelo encarnado: el capitalismo. Aquí hay una cita que quiero leerles brevemente de ese gran teólogo de la liberación Leonardo Boff, como sabemos brasileño, nuestro americano. Leonardo Boff dice sobre este tema lo siguiente: ¿Cuál es la causa? Ah, la causa es el sueño de buscar la felicidad a través de la acumulación material y del progreso sin fin, usando para eso la ciencia y la técnica con las cuales se puede explotar de forma ilimitada todos los recursos de la tierra; y cita por aquí a Charles Darwin y su “Selección natural” la sobrevivencia de los más fuertes, pero sabemos que los más fuertes sobreviven sobre la ceniza de los más débiles.

Juan Jacobo Rousseau siempre hay que recordarlo decía aquello: entre el fuerte y el débil la libertad oprime. Por eso es que el imperio habla de libertad, es la libertad para oprimir, para invadir, para asesinar, para aniquilar, para explotar, esa es su libertad y Rousseau agrega la frase salvadora: sólo la ley libera.

Hay algunos países que están jugando a que aquí no haya documento, porque precisamente no quieren una ley, no quieren una norma, porque la inexistencia de esa norma les permite jugar su libertad explotadora, su libertad arrolladora. Hagamos un esfuerzo y presionemos aquí y en las calles para que aquí salga un compromiso, salga un documento que comprometa a los países más poderosos de la tierra.

Asistentes [APLAUSOS]

Bueno se pregunta Presidente Leonardo Boff ¿Usted le ha conocido a Boff? No sé si pudo venir Leonardo, yo le conocí hace poco en Paraguay, siempre lo hemos leído.

¿Puede una tierra finita soportar un proyecto infinito? La tesis del capitalismo, el desarrollismo infinito es un modelo destructivo, aceptémoslo. Luego nos pregunta Boff: ¿qué podríamos esperar de Copenhague? Apenas esta sencilla confesión: así como estamos no podemos continuar, y un propósito simple, vamos a cambiar de rumbo, hagámoslo, pero sin cinismo, sin mentira, sin dobles agendas, sin documentos salidos de la nada, con la verdad por delante.  Hasta cuándo nos preguntamos desde Venezuela señor Presidente, señoras, señores, hasta cuándo vamos a permitir tales injusticias y desigualdades; hasta cuándo vamos a tolerar el actual orden económico internacional y los mecanismos de mercado vigente; hasta cuándo vamos a permitir que grandes epidemias como el VIH SIDA arrasen con poblaciones enteras; hasta cuándo vamos a permitir que los hambrientos no puedan alimentarse, ni alimentar a sus propios hijos; hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables; hasta cuándo vamos a permitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos inocentes, con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros pueblos.

Cesen las agresiones y las guerras pedimos los pueblos del mundo a los imperios, a los que pretenden seguir dominando el mundo y explotándonos. No más bases militares imperiales, ni golpes de Estado, construyamos un orden económico y social más justo y equitativo, erradiquemos la pobreza, detengamos de inmediato los altos niveles de emisión, frenemos el deterioro ambiental y evitemos la gran catástrofe del cambio climático, integrémonos en el noble objetivo de ser todos más libres y solidarios. Señor Presidente, hace casi dos siglos un venezolano universal, libertador de naciones y precursor de conciencias dejó para la posteridad un apotegma pleno de voluntad: “Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca...” Era Simón Bolívar el Libertador.

Desde la Venezuela Bolivariana, donde un día como hoy por cierto hace diez años, diez años exactos vivimos la tragedia climática más grande de nuestra historia: la tragedia de Vargas así llamada, desde esa Venezuela cuya Revolución intenta conquistar la justicia para todo su pueblo. Sólo posible por el camino del socialismo, el socialismo, el otro fantasma del que hablaba Carlos Marx, ese anda por ahí también, más bien es como un contra fantasma, el socialismo, ese es el rumbo, ese es el rumbo para la salvación del planeta, no tengo yo la menor duda, y el capitalismo es el camino del infierno, a la destrucción del mundo. El socialismo, desde esa Venezuela que enfrenta por ello las amenazas del imperio norteamericano.

Desde los países que conformamos el ALBA, la Alianza Bolivariana exhortamos, yo quiero con respeto, pero desde mi alma exhortar a nombre de muchos en este planeta, exhortamos a los gobiernos y a los pueblos de la Tierra, parafraseando a Simón Bolívar, El Libertador; si la naturaleza destructiva del capitalismo se opone, pues luchemos contra ella y hagamos que nos obedezca, no esperemos de brazos cruzados la muerte de la humanidad. La historia nos llama a la unión y a la lucha. Si el capitalismo se resiste, nosotros estamos obligados a dar la batalla contra el capitalismo y abrir los caminos de la salvación de la especie humana, nos toca a nosotros, levantando las banderas de Cristo, de Mahoma, de la igualdad, del amor, de la justicia, del humanismo, del verdadero y más profundo humanismo. Si no lo hiciéramos, la más maravillosa creación del universo: el ser humano, desaparecerá, desaparecerá.

Este planeta tiene miles de millones de años, y vivió este planeta miles de millones de años sin nosotros la especie humana, es decir, no le hacemos falta nosotros para que él exista. Ahora, nosotros sin la Tierra no vivimos, y estamos destrozando la Pacha Mama, como dice Evo, como dicen nuestros hermanos aborígenes de Suramérica.

Finalmente señor Presidente ya para terminar, oigamos a Fidel Castro cuando dijo: Una especie está en peligro de extinción, el hombre.

Oigamos a Rosa Luxemburgo cuando dijo: Socialismo o barbarie. Oigamos a Cristo el redentor cuando dijo: Bienaventurados los pobres porque de ellos será el reino de los cielos.

 Señor Presidente, señoras y señores, seamos capaces de hacer de esta Tierra no la tumba de la humanidad, hagamos de esta Tierra un cielo, un cielo de vida, de paz, y de paz de hermandad para toda la humanidad, para la especie humana.

Señor Presidente, señoras y señores muchísimas gracias y buen provecho.

Asistentes [APLAUSOS]

 

 

 

El Dinero Necesario Para Una Viva Buena

¿Cuánto dinero es suficiente para una “vida buena”?
Robert Skidelsky

 

En 1930, Keynes predijo que para 2030, trabajaríamos quince horas a la semana. Pero subestimó nuestro apetito de opulencia.  

La depresión de la economía ha causado una explosión de ira popular contra la "avaricia" de los banqueros y sus "obscenos" incentivos. Esto se ha visto acompañado de una crítica más amplia del "crecimientismo" ("growthmanship") – la búsqueda del crecimiento económico a toda costa, independientemente del daño que pueda causar al medio ambiente de la Tierra o a nuestros valores compartidos

John Maynard Keynes encaró esta cuestión en 1930, en un breve ensayo titulado "Las posibilidades económicas de nuestros nietos".[1] Keynes predijo que en cien años – es decir, hacia 2030 – el crecimiento del mundo desarrollado se habría detenido de hecho, debido a que la gente ya "tendría suficiente" para llevar "una buena vida". Las horas de trabajo remunerado se reducirían a tres diarias, una semana laboral de quince horas. Los seres humanos serían como "los lirios del campo, que no se afanan ni hilan".[2]   

La predicción de Keynes descansaba en el supuesto de que, con un incremento anual del 2% en el capital, un incremento del 1% de la productividad y una población estable, el nivel medio de vida se multiplicaría por ocho como promedio. Esto nos permite averiguar cuánto pensaba Keynes que era "suficiente". El PIB per cápita en el Reino Unido a finales de la década de 1920 (antes del crac del 29) era aproximadamente de 5.200 libras (unos 8.700  dólares) valoradas hoy. De acuerdo con ello, estimaba que un PIB per cápita de aproximadamente 40.000 libras (66.000 dólares) sería "suficiente" para que los seres humanos dirigieran su atención a cosas más agradables.

 

No está claro por qué pensaba Keynes que la renta per cápita nacional británica multiplicada por ocho sería "suficiente". Lo más probable es que tomara como baremo de suficiencia los ingresos de un rentista burgués de su tiempo, que eran como diez veces los del trabajador medio.

 

Ochenta años más tarde, el mundo desarrollado se ha acercado a la meta de Keynes. En el año 2007 (es decir, antes del crac), el FMI informó de que el PIB medio per cápita en los Estados Unidos se mantenía en 47.000 dólares y en 46.000 en el Reino Unido. Dicho de otro modo, el Reino Unido ha experimentado un crecimiento multiplicado por cinco del nivel de vida desde 1930, pese a la falsificación de dos de los supuestos de Keynes: "nada de guerras de gran envergadura" y "sin crecimiento demográfico" (en el Reino Unido, la población es un 33% mayor que en 1930).  

 

La razón de una ejecutoria tan brillante es que el crecimiento anual de la productividad ha sido más elevado de lo que Keynes proyectaba: cerca de un 1,6% para el Reino Unido y un poco más elevado en el caso de los EE.UU. Países como Alemania y Japón se han desempeñado aún mejor, pese a los efectos tremendamente negativos de la guerra. Es probable que el "objetivo" de Keynes de 66.000 dólares lo alcance la mayoría de los países occidentales para 2030.

 

Pero resulta igualmente improbable que este logro termine con la insaciable busca de más dinero. Asumamos, precavidamente, que hayamos cubierto dos tercios de la distancia que nos separa de la meta de Keynes. Podríamos haber esperado que se redujeran las horas de trabajo en dos tercios. De hecho, se han reducido sólo en un tercio, y la reducción se interrumpió en la década de 1980.

 

Esto vuelve enormemente improbable que alcancemos la jornada laboral de tres horas para 2030. También resulta improbable que vaya a detenerse el crecimiento, a menos que la naturaleza misma imponga un parón. La gente seguirá trocando ocio por mayores ingresos.   

Keynes minimizó los obstáculos de esta meta. Reconocía que existen  dos tipos de necesidades, absolutas y relativas, y que estas últimas pueden ser insaciables. Pero subestimó el peso de las necesidades relativas, especialmente a medida que las sociedades se enriquecían y, por supuesto, el poder de la publicidad para crear nuevas necesidades, e inducir así a la gente a trabajar con el fin de ganar dinero con el que satisfacerlas. Mientras el consumo sea conspicuo y competitivo, seguirá habiendo renovadas razones para trabajar.

Keynes no ignoraba del todo el carácter social del trabajo. "Seguirá siendo razonable", escribió, "buscar la finalidad económica de los demás después de que haya dejado de ser razonable para uno mismo". Los ricos tenían la obligación de ayudar a los pobres. Keynes no pensaba probablemente en el mundo en desarrollo (la mayor parte del cual apenas había comenzado a desarrollarse en la década de 1930). Pero la meta de la reducción de la pobreza global ha impuesto una carga de trabajo extra a la gente de los países ricos, a través tanto del compromiso de ayuda exterior y, lo que es más importante, de la globalización, que aumenta la inseguridad en el empleo y, sobre todo en el caso de los menos cualificados, contiene los salarios.

 

Además, Keynes no se enfrentó realmente al problema de lo que haría la mayoría de la gente cuando ya no precisara trabajar. "Es un problema temible para una persona corriente, sin talentos particulares, ocuparse de sí misma, sobre todo si no tiene raíces en el lugar, en las costumbres o en las queridas convenciones de una economía tradicional". Pero puesto que la mayoría de los ricos -"aquellos que disfrutan de una renta independiente, pero carecen de vínculos u obligaciones o lazos" han "fracasado de una forma desastrosa", ¿por qué iban a hacerlo mejor los que hoy son pobres?  

 

Creo que en esto Keynes se acerca al máximo a la respuesta de la cuestión de por qué su "suficiente" no será, de hecho, bastante. La acumulación de riqueza, que debería ser un medio para alcanzar "la vida buena", se convierte en un fin en sí mismo, pues destruye muchas de las cosas que hacen que valga la pena vivir. Más allá de cierto punto -que la mayor parte del mundo dista de haber alcanzado- la acumulación de riqueza sólo ofrece placeres substitutivos para las pérdidas de verdad que exige en lo que toca a las relaciones humanas.  

Encontrar los medios de nutrir los apagados "vínculos u obligaciones o lazos" que son tan esenciales para que florezcan los individuos constituye el problema por resolver en el mundo desarrollado, y empieza a perfilarse para los miles de millones que acaban de subirse a la escalera del crecimiento. Bien lo dijo George Orwelll: "Todo progreso se contempla como una lucha frenética dirigida a un objetivo que esperamos y rogamos para que no se alcance nunca".

Notas:

[1] En Papeles de Economía Española, nº 6, 1981, páginas 353-361. [2] La cita evangélica se encuentra tanto en Lucas, 12, 27 como en Mateo 6, 28.

Robert Skidelsky es profesor emérito de economía política de la Universidad de Warwick, es conocido sobre todo por su monumental biografía en tres volúmenes de Lord Keynes. Su último libro, publicado en septiembre de este año con el título Keynes: The Return of the Master, versa sobre la actual crisis económica.

El Irracional Mercado de Carbono

Mercado de carbono y calentamiento global

Alejandro Nadal

 

poster glacier

 

Para enfrentar el problema del calentamiento global existen soluciones reales. Pero ninguna de ellas es favorecida por los centros de poder corporativo o sus aliados en los gobiernos, porque implican sacrificios de rentabilidad para los principales emisores de gases invernadero. Por eso el mercado de carbono es sistemáticamente presentado como el instrumento más efectivo para encarar este grave problema. Es más, parece ser la respuesta dominante: corporaciones gigantes, gobiernos y hasta organizaciones ambientalistas apoyan esta solución.

 ¿Qué es el mercado de bonos de carbono y cómo funciona? Es un mecanismo diseñado para reducir los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Se supone que genera incentivos para que las empresas que emiten GEI limiten sus niveles de contaminación atmosférica.

El mercado es organizado por una autoridad administrativa que fija un nivel máximo de emisiones permitidas. Ese volumen de contaminación permitida es asignado entre los diferentes agentes emisores (por ejemplo, de acuerdo con sus niveles históricos de contaminación), de tal manera que cada compañía tiene ahora un tope de emisiones que no debe rebasar. Si sus emisiones son inferiores, una empresa puede vender el volumen no utilizado a las que rebasaron el volumen permitido. Se supone que esto genera un sistema de incentivos y castigos, que conduce a reducir el costo de transitar hacia un sistema de menores emisiones.

El mercado de carbono no es una fantasía. El Protocolo de Kyoto (PK) estableció las bases para construir mercados de cuotas permitidas de emisiones de carbono. En Europa ya funciona el mercado más grande emisiones de carbono, el sistema de comercio de derechos de emisión (EU ETS). Estados Unidos está algo rezagado, pero el mercado puede crecer exponencialmente si el Senado aprueba la ley Waxman-Markey. Y las corporaciones de todas las ramas de la economía y muchos gobiernos presionan para que sea el principal componente del acuerdo sucesor del PK.

Este mecanismo de mercado se baña en las aguas de la ideología neoliberal y responde a la creencia de que los mercados asignan eficientemente los recursos. La crisis económica y financiera global ya debería haber enfriado el entusiasmo del pensamiento vulgar por las virtudes del libre mercado y la privatización.

El mercado de bonos de carbono tiene grandes defectos, que lo convierten en un obstáculo para alcanzar buenos resultados en materia de reducción de emisiones de GEI. La idea central del mercado de carbono es que todas las reducciones de emisiones son equivalentes. Es decir, como los gases en la atmósfera siempre se están mezclando, es lo mismo reducir una tonelada de CO2 en Oaxaca que en Milán. Por eso se pueden intercambiar los derechos a emitir gases invernadero entre agentes tan diferentes como una planta termoeléctrica, una siderúrgica o una granja porcícola. De entrada, esa premisa es un error: las reducciones de emisiones no son iguales ni desde el punto de vista de equidad, ni desde el punto de vista tecnológico.

Para empezar, las reducciones de emisiones en un país con un ingreso per cápita de 2 mil dólares anuales no son equivalentes a las de un país con un ingreso per cápita de 30 mil dólares anuales. No es lo mismo reducir las emisiones de metano generadas por un búfalo de un campesino en Bangladesh, que las de un Cadillac que circula por Park Avenue, para recordar el célebre ejemplo de Anil Agarwal.

Por otro lado, existen proyectos que sientan las bases para mayores reducciones en el futuro. Algunas reducciones de emisiones tienen un efecto multiplicador para inducir contracciones adicionales en otros sectores de la vida social y económica. En cambio, otros recortes de emisiones simplemente corresponden a ganancias en eficiencia que son consecuencia de rutinas de modernización, como cuando se introducen mejoras que debían haberse adoptado hace mucho. Es decir, el mercado de carbono puede contribuir a retrasar la reducción global de emisiones. En lugar de favorecer las innovaciones e inversiones de largo plazo en el marco de una estrategia integral, el sistema de mercado de carbono constituye una ensalada de medidas de todo tipo, sin prioridades y sin jerarquía.

Esto es clave porque la economía mundial está fuertemente anclada en su adicción a los combustibles fósiles. La infraestructura industrial y del transporte descansa tan profundamente en tecnologías integradas al consumo de combustibles fósiles, que sólo una transformación similar a la que se dio en los sistemas económicos entre 1850 y 1930 permitirá alcanzar las reducciones de emisiones que la comunidad científica está recomendando. Lo que se necesita es una transformación sistémica. No hay tiempo para parches por aquí y remiendos por allá.

El mercado de carbono proporciona una salida falsa al problema del calentamiento global. Es injusto y es ineficaz. Y lo peor es que cierra el paso a una discusión seria sobre las alternativas que permitirían alcanzar los resultados que recomienda la comunidad científica.

Alejandro Nadal es economista, profesor investigador del Centro de Estudios Económicos, El Colegio de México, y colabora regularmente con el cotidiano mexicano de izquierda La Jornada.

 

Solo 85 Meses Para Detener Calentamiento Global

Nos quedan 85 meses para evitar cambio climático descontrolado



85 meses para no arriesgarnos a un cambio climático sin control

El sitio web llamado onehundredmonths.org muestra un reloj marcando la dramática cuenta atrás hasta que el calentamiento sin control comience y han pasado 15 meses desde que comenzó la cuenta atrás sin ningún avance en las negociaciones por el clima de la o­nU.


La idea está basada en un estudio publicado en 2006 por el investigador Malte Meinshausen. Fue el primer científico en cuantificar con porcentajes la probabilidad de exceder ciertos umbrales climáticos: En su documento del 2006 concluyó que sólo estabilizando la concentración de gases de efecto invernadero en 400 partes por millón (ppm) sería “probable” (definido como un porcentaje entre el 66 y el 90%) que el mundo estuviera por debajo de un calentamiento eventual de dos grados. El análisis de la NEF ha desarrollado un cálculo simple, simplemente contabilizando el tiempo que queda antes de que se alcance el nivel de 400 ppm. La fecha límite, si se echa la cuenta, es el 1 de diciembre de 2016.


El gran peligro del cambio climático es que un proceso sistémico a largo plazo. Amenazas urgentes evidentes –como guerras o crisis económica- son fáciles de poner en lo más alto de nuestra lista de prioridades. Pero el cambio climático es un proceso muy lento (noten la línea actual de los escépticos de desprestigiar la falta de un calentamiento año a año como esperanza de probar que todo es un gran error), y otro donde la causa y el efecto (CO2=desastres climáticos) no son tan obvios a un nivel intuitivo, de ahí la continua predominancia de hacerse ilusiones, teorías de la conspiración y rotunda negación. El cambio climático claramente no compromete nuestros mecanismos naturales psicológicos de autodefensa.


Este es el valor de la campaña de los 100 meses, que inyecta un sentido de urgencia en lo que en realidad es un proceso muy lento de cocinarnos. Necesitamos enmarcar este asunto como urgente para generar cualquier tipo de respuesta apropiada y en realidad la NEF explícitamente usa la analogía de en tiempos de guerra. Pero, el retroceso es también claro: En enero de 2017, después de pasar la fecha tope, la gente podría volverse fatalista (“Hemos pasado el punto crítico, renunciemos”) o podría volverse más escéptica (“la cosas no han cambiado mucho- ¿Pensaba que decías que el mundo iba a terminar?”). El fin del mundo no será en 2012 como anuncia la película que se estrena hoy y no ocurrirá en un día concreto, pero si no conseguimos reducir nuestras emisiones iremos acercándonos a él a partir de 2017.


En realidad, esto un forma de analizar riesgos. ¿Cuánto riesgo de destruir nuestro hábitat planetario estamos dispuestos a correr si seguimos quemando combustibles fósiles? Mucho, parece.

http://www.globalizate.org

Ningún Avance Para Un Necesario Acuerdo Para Cumbre Climática de Copenhague

Se va la última Reunión decisiva antes de la Cumbre de Cambio Climático de Copenhague

 

http://juansurf.files.wordpress.com/2007/11/calen.jpg?w=541&h=391

Una pequeña muestra de lo terrible del Calentamiento Global

 

 

La reunión en Barcelona representa el ingreso en la fase final de la negociación de los acuerdos de Copenhague. El tiempo disponible es poco -apenas 5 días- y se espera que los horarios de las reuniones formales se extiendan hasta altas horas de la noche.

 


La última reunión celebrada en Bangkok (28 de setiembre a 9 de octubre pasados) aumentó dudas respecto a las posibilidades de alcanzar un acuerdo en Copenhague. Los países desarrollados quieren terminar con el “enfoque de dos vías” que ha venido rigiendo el camino de las discusiones hasta ahora conocidos como el de “cooperación a largo plazo” y el de “Protocolo de Kioto”. Este grupo de países prefiere un acuerdo único que pueda incorporar a Estados Unidos (que aún no ha ratificado el Protocolo de Kioto y por lo tanto es difícil incluirlo en una continuidad de este) y en el que todos los países, incluso los países en desarrollo, asuman compromisos de mitigación. Estos por su parte intentarán mantener las dos vías de discusión pues entienden que un acuerdo común que ponga en un mismo nivel a países desarrollados y en desarrollo va en contra del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas que establece la Convención. Pare ellos el objetivo es lograr mayores compromisos de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados y una amplia provisión de fondos para adaptación y desarrollo.

La única noticia esperanzadora en Bangkok la había dado Noruega cuando comunicó en el plenario su decisión de reducir un 20% sus emisiones para el año 2020. Sin embargo en general el cuadro resultaba poco alentador: la suma de los compromisos de reducción de los países del Anexo 1 (industrializados) arrojaba un promedio de entre 11% y 18% cuando el mínimo exigible para evitar el cambio climático peligroso es una reducción de entre el 25% y el 40%.

Si bien se ha logrado reducir en algo el número de opciones en debate en los diferentes temas el paquete de desacuerdos sigue siendo voluminoso. En alguno de ellos como tecnología, adaptación y creación de capacidades se ha logrado algún avance. Pero en mitigación y mecanismos financieros la negociación está completamente estancada.

Hace una semana el Secretario General Ban Ki-moon estableció sus cuatro puntos de referencia para el éxito en las negociaciones en Copenahague en un artículo publicado por The New York Times. En primer lugar, que todos los países - desarrollados y en desarrollo - deben hacer todo lo posible para reducir drásticamente las emisiones de todas las fuentes.

Segundo, el acuerdo debe fortalecer la capacidad de los países para hacer frente a un clima que ya está cambiando, afirmando que "el apoyo para la adaptación no es sólo un imperativo ético, sino que es una inversión inteligente en un mundo más estable, seguro". En tercer lugar, cualquier acuerdo debe ser respaldado por la financiación para permitir que los países más pobres a la transición a una economía baja en carbono. Por último, el Secretario General recordó que las naciones deben ponerse de acuerdo sobre una estructura equitativa de la gobernanza mundial.

La participación latinoamericana

América Latina no ha estado unida ni mucho menos a lo largo de todo el proceso de negociaciones internacionales de cambio climático. Las necesidades y características de cada país los posicionan de distintas maneras en estos temas. Entre los países latinoamericanos hay países exportadores de petróleo, países con grandes bosques que están siendo deforestados generando importantes emisiones de dióxido de carbono, países exportadores de materias primas agropecuarias que es el sector de mayor nivel de emisiones en la región, etc. Cada una de estas particularidades genera oportunidades y desafíos diferentes.

Durante la discusión del Protocolo de Kioto y sus acuerdos posteriores (Marrakech) América Latina tampoco había actuado unida. La principal división parecía girar en torno a la manera de incluir en los acuerdos la emisión y captación de carbono del sector forestal y bosques. En este proceso hacia Copenhague la principal división parece ser política. Hay una tendencia a que los países del ALBA y “allegados” (Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, El Salvador, Ecuador, Paraguay) adopten posiciones comunes y en franca oposición a los países desarrollados. Otro grupo de países parece asumir posiciones menos confrontativas y más proclives a buscar caminos de entendimiento que incluyan soluciones aceptables para todas las partes. En este grupo se incluyen Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y Uruguay.

En general hay acuerdo entre los países de América Latina respecto a la necesidad de ver avances en Barcelona respecto a los compromisos de transferencia de recursos hacia los países en desarrollo y mayores niveles de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados. Pero en otros temas principales no hay tanta unanimidad. Por ejemplo en asumir alguna forma de compromisos de mitigación, en el papel del mercado de carbono y del Mecanismo de Desarrollo Limpio, en cómo integrar la agricultura y la conservación de bosques en los acuerdos, en el reconocimiento de la deuda ecológica, etc. Es probable que en esta reunión de Barcelona las diferencias entre los países latinoamericanos tiendan a profundizarse. En la medida en que las posiciones más extremas en la Convención se sigan polarizando, las diferencias entre los países de la región más proclives a la negociación se irán distanciando de aquellos otros más intransigentes.

De nunca acabar

Y este proceso tendrá aún más tiempo por delante para desarrollarse. Ya se está hablando en Barcelona de la posible “continuación” de la COP 15 (Copenhague) en algún momento durante 2010 pasando a una especie de cuarto intermedio al finalizar la reunión de Copenhague. Esto no es nuevo en la Convención de Cambio Climático. Una situación similar se vivió en la COP 6 de la Haya en el año 2000 que concluyó seis meses después en Bonn en lo que se llamó en aquel momento la “COP 6 bis”.

Al final de esta reunión en Barcelona el próximo viernes podrá tenerse una idea más aproximada acerca de la viabilidad de alcanzar algún acuerdo en la COP 15 de Copenhague o aún en una eventual COP 15 bis. www.ecoportal.net

Gerardo Honty es analista en energía y cambio climático de CLAES (Centro Latinoamericano de Ecología Social). Observador en la reunión de la Convención de Cambio Climático en Barcelona.

Agencia Latinoamericana de Informacion
http://alainet.org

Nueva estrategia de supervivencia ante la crisis alimentaria mundial