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EE.UU. Insumiso

Preguntas Sin Responder Sobre el 11-S de EE.UU.

Cincuenta preguntas sobre el 11-S

Pepe Escobar
Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Ya es de nuevo 11 de septiembre, ocho años después. El gobierno de George W Bush se acabó. La “guerra global contra el terror continúa, rebautizada como “operaciones de contingencia en ultramar” por el gobierno de Barack Obama. La “nueva estrategia” de Obama – una escalada de la guerra – tiene lugar en AfPak. Osama bin Laden puede estar muerto o no. “Al-Qaeda” sigue siendo una entidad que abarca muchos fantasmas. El 11 de septiembre – el “nuevo Pearl Harbor” de los neoconservadores – sigue siendo el acertijo más tenebroso del joven Siglo XXI.

Es inútil esperar que los medios corporativos de EE.UU. y los operadores políticos de las elites gobernantes pidan una genuina investigación exhaustiva de los ataques contra EE.UU. del 11 de septiembre de 2001. El encubrimiento de faltas ha sido la norma. Pero incluso la lumbrera del establishment, Dr. Zbig “Gran Tablero de Ajedrez” Brzezinski, ex consejero nacional de seguridad, admitió ante el Senado de EE.UU. que la “guerra contra el terror” posterior al 11-S es una “narrativa histórica mítica.”

Las siguientes preguntas, algunas ignoradas en parte y la mayoría por completo por la Comisión del 11-S – sólo constituyen la punta del inmenso iceberg del 11-S. Hay que agradecer el infatigable trabajo de

911truth.org; whatreallyhappened.com; arquitectos e ingenieros por la verdad del 11-S; el documental italiano “Cero-una investigación del 11-S”; y los correos electrónicos de lectores de Asia Times Online.

Ninguna de estas preguntas ha sido respondida de modo convincente – según la narrativa oficial. Corresponde a la sociedad civil de EE.UU. mantener la presión. Ocho años después de los hechos, una conclusión fundamental es imperativa. El edificio de la narrativa oficial del 11-S es simplemente inaceptable.

 

(Las preguntas puede verlas en el enlace del título)

Lo Quieren Muerto A Obama

 

¡Lo quieren muerto! : La derecha emprende ofensiva para "quebrar" al "socialista" Obama

 

 

La Jornada/ inSurGente.- Nueva York, 8 de septiembre. Con la advertencia de que el presidente Barack Obama urde un complot "socialista", sectores sociales de la derecha y políticos conservadores han desatado una ofensiva para intentar derrotar las iniciativas de reforma del primer presidente afroestadunidense, al combinar racismo y antisemitismo con un frío cálculo político para "quebrar" esta presidencia.


El tema no importa; puede ser la reforma de salud, la educación pública, la inmigración, el estímulo económico, Honduras o cualquier otra iniciativa de este aún nuevo gobierno: el Partido Republicano se niega a colaborar (con excepciones de muy pocos legisladores moderados) con el presidente, mientras la derecha social, animada por voces cada vez más extremistas de comentaristas, reverendos y políticos ultraconservadores, se manifiesta contra todo lo propuesto por Obama.

Hoy el presidente dirigió un mensaje a los estudiantes del país con motivo del inicio del año escolar, cuyo mensaje era simplemente "trabajen duro" y "superen los desafíos" al buscar la excelencia académica. Desde que se anunció el discurso, hace unos días, se movilizaron no pocas agrupaciones de padres de familia en diversos puntos del país expresando alarma de que éste era un intento por "indoctrinar" a sus hijos.

Rechazo al mensaje del presidente a estudiantes

"Yo no quiero que nuestras escuelas sean entregadas a un movimiento socialista", declaró un padre en Texas, reportó el New York Times. Tal fue la respuesta contra el mensaje, que en varios distritos escolares se suspendieron planes de que estudiantes escucharan el discurso del presidente en vivo, como se había propuesto.

El presidente estatal del Partido Republicano en Florida se declaró "pasmado de que se utilicen dólares de los contribuyentes para difundir la ideología socialista del presidente Obama". Los sitios de Internet y programas de radio de la ultraderecha nutrieron todo esto, unos provocando llamadas de padres preocupados a funcionarios escolares, y otros insistiendo en que sus hijos no asistirán a clases hoy si eran obligados a escuchar el discurso del presidente.

Estas expresiones se multiplican e intensifican en torno al tema de la reforma del sistema de salud en este país, la pieza central de las propuestas políticas del nuevo gobierno. La estrategia de los republicanos conservadores se reveló en comentarios del senador Jim DeMint en una teleconferencia de estrategia con sus colegas y activistas conservadores a mediados de julio, cuando declaró: "si logramos parar a Obama en esto (la reforma de salud), eso será su Waterloo. Lo quebrará".

O sea, el punto no es el debate en sí sobre una reforma, sino la estrategia para "quebrar" el gobierno de Obama.

La derecha ha proyectado la propuesta como otra medida "socialista" de Obama, y ha intentado generar una "resistencia" para defender la "libertad". En cientos de foros organizados por legisladores en sus distritos para escuchar la voz ciudadana, la derecha ha logrado imponer un discurso que llega a niveles histéricos y absurdos a través de sus bases. A tal extremo ha llegado que en múltiples instancias se han presentado ciudadanos que dependen del Medicare, el eficiente sistema gubernamental de seguro médico para los ancianos, para denunciar a todo volumen la "intervención" del gobierno en el sector salud.

En ciertos lugares han aparecido ciudadanos armados en los mítines contra las iniciativas de Obama. En agosto, una docena de hombres con rifles AR-15 y pistolas Beretta de 9 milímetros se presentaron entre manifestantes contra Obama, afuera de donde ofrecía un discurso el presidente en Arizona, reportó Los Angeles Times. Ese mismo mes, en un foro sobre la reforma de salud encabezado por un representante demócrata, un hombre acudió con una pancarta en la que se leía "Muerte a Obama".

Un reverendo bautista en Arizona está bajo investigación del Servicio Secreto porque hace un par de semanas declaró a sus fieles que oraba por la muerte del presidente. El reverendo Steven Anderson agregó, en comentarios a una televisora local: "me gustaría ver que Obama muriera de causas naturales. No quiero que sea un mártir. No necesitamos otro día feriado. Me gustaría verlo morir, como Ted Kennedy, de cáncer del cerebro". Otro reverendo, Wiley Drake, en Buena Park, California también informó que hace "oraciones" por la muerte de Obama.

Mientras tanto, legisladores y otros políticos conservadores no sólo no han denunciado este tipo de cosas, sino que las nutren, con declaraciones como las del senador Richard Shelby de que Obama "obviamente" desea convertir en país socialista a Estados Unidos.

La derecha, tan debilitada después del desastre del gobierno de George W. Bush, está logrando trabar, si no es que descarrilar, al nuevo gobierno. Como se perfilaba, los llamados "grupos de odio" están floreciendo en el país con la llegada al poder de Obama. El Southern Poverty Law Center (SPLC), especializado en monitorear a la extrema derecha, advierte que han aparecido por lo menos otros 50 grupos de odio desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, y se han multiplicado las amenazas contra él en los sitios de Internet y otros medios de estas agrupaciones.

Cuando James Von Brunn entró disparando al Museo del Holocausto en Washington, en junio pasado, y mató a un guardia, todo indicaba que se trataba de las acciones de un loco. Resulta que Von Brunn es un supremacista blanco y antisemita que pensaba que Hitler no había matado suficientes judíos. En su automóvil se descubrieron apuntes donde repetía que Obama había sido creado por los judíos para tomar el poder contra los blancos y cristianos.

Un loco, sí, pero nutrido por un movimiento ultraderechista que se proyecta a través de medios masivos, y que se expresa desde el nivel local hasta la cúpula y que día con día promueve y da legitimidad a estas ideas.

Tal vez los actos de violencia de integrantes de grupos de odio más sangrientos de los últimos años han sido los realizados por activistas extremistas antiaborto, que han asesinado a varios médicos (incluso a George Tiller, abatido en una iglesia en junio), enfermeras y otros en clínicas que practican legrados. Por otro lado están los innumerables actos de violencia, incluso asesinato, de latinos, sobre todo inmigrantes latinoamericanos.

Nuevos informes, como el del Leadership Conference on Civil Rights Education Fund, reportan que la combinación de la crisis económica y la ola anti inmigrante han contribuido al incremento de los crímenes de odio, los cuales llegan a unos 7 mil 500 por año (los reportados), o sea, uno casi cada hora.

Así, por un lado reaparecen y se fortalecen las "milicias" ciudadanas, los "vigilantes" antimigrantes como los Minutemen, y los cristianos fundamentalistas, y por otro políticos de perfil nacional que buscan "quebrar" el gobierno, con acusaciones constantes de que es "socialista" y hasta de que, en asuntos internacionales, está de lado de los Castro y los Chávez, como en torno a Honduras.

El potencial de violencia en torno a esto preocupa a especialistas y las propias autoridades locales y federales, y se reporta extraoficialmente de un incremento en amenazas de muerte y complots contra el presidente.

Algunos recuerdan que el peor acto terrorista en este país antes del 11 de septiembre fue realizado contra el edificio del gobierno federal en la ciudad de Oklahoma por el veterano de guerra Timothy McVeigh y sus compañeros, todos ligados a estos movimientos ultraderechistas.

"Creo que el presidente en efecto ha detonado temores entre un número bastante grande de personas blancas aquí, de que de alguna manera está perdiendo a su país, que ha perdido la batalla. Que de alguna manera les ha quitado la nación que sus antepasados cristianos blancos crearon", dijo recientemente Mark Potok, uno de los directores de SPLC, a ABC News.

Estarían Creando Ambiente Para Justificar Asesinato de Obama

Ultraderecha crea ambiente para asesinar a Obama

 

Daniel Cowart, uno de los neonazis que planeaba matar a Obama
Credito: AP

02 de septiembre 2009. - Grupos ultraderechistas en Estados Unidos financian una campaña que podría propiciar el magnicidio del Presidente Barack Obama.

"El ambiente social va camino del asesinato de Obama", advirtió el periodista Reinaldo Taladrid en un programa de televisión cubana, dedicado a Estados Unidos.

La tergiversación mediática de ciertas reformas impulsadas por el mandatario estadounidense, combinado con los problemas económicos aún sin resolver, constituyen una mezcla explosiva para Obama, manifestó Taladrid.

Pequeña Radiografía de la Oligarquía Imperial en EE.UU.

Los estadounidenses son siervos gobernados por oligarcas

 

 

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

 

“Dentro de poco no habrá clase media. Tendremos unos pocos, y sólo unos pocos lores, y todos los demás, mendigos.” R.L. Bushman

“Nos estáis dividiendo rápidamente en dos clases – los extremadamente ricos y los extremadamente pobres.” “Bruto”

Los estadounidenses piensan que tienen “libertad y democracia” y que los políticos tienen que rendir cuentas en las elecciones. La realidad es que EE.UU. es gobernado por poderosos grupos de interés que controlan a los políticos con donaciones a sus campañas electorales. Nuestros verdaderos gobernantes son una oligarquía de intereses financieros y militares y de seguridad, y AIPAC [lobby israelí, N. del T.] que influencia la política exterior de EE.UU. en bien de Israel.

Echemos un vistazo a la política económica. Es dirigida en beneficio de grandes firmas financieras, como Goldman Sachs.

Los que recibieron 700.000 millones de dólares en fondos del TARP [Programa de Alivio para Activos en Problemas] fueron los bancos, no los millones de estadounidenses que han perdido sus casas, puestos de trabajo, seguro de salud, y pensiones. Los bancos utilizaron ese obsequio de capital para hacer más utilidades. En medio de la peor caída económica desde la Gran Depresión, Goldman Sachs anunció beneficios récord en el segundo trimestre y grandes bonificaciones de seis dígitos para cada empleado.

La política de bajos tipos de interés de la Reserva Federal es otro regalo a los bancos. Baja su coste de fondos y aumenta sus beneficios. Con la derogación de la Ley Glass-Steagall en 1999, los bancos se convirtieron en casas de inversión de alto riesgo que comercian con instrumentos financieros como ser derivados de tasas de interés y valores respaldados con hipotecas. Con abundantes fondos suministrados casi gratis por la Reserva Federal, los bancos no pagan prácticamente nada a los depositantes por sus ahorros.

A pesar de la política de bajas tasas de interés de la Reserva Federal, los bancos comenzarán a partir del 1 de octubre a aumentar la tasa porcentual anual (APR) para compras con tarjetas de crédito y adelantos de dinero y estados de cuenta que tienen una tasa disuasoria por pago atrasado. Los bancos también están aumentando las tasas por pagos atrasados. En medio de la peor situación económica desde los años treinta, estadounidenses fuertemente endeudados, que están perdiendo sus puestos de trabajo y sus casas, son desangrados hasta la bancarrota por los mismos bancos que están siendo subvencionados con fondos del TARP y bajas tasas de interés.

Además, es el público estadounidense el que está metido en apuros por el dinero del TARP y las bajas tasas de interés. Como el presupuesto del gobierno de EE.UU. está en números rojos en más de un 50%, hay que prestarse el dinero del TARP en el extranjero o tiene que ser monetizado por la Reserva Federal. Esto significa más presión sobre el valor de cambio del dólar de EE.UU. y un aumento en los precios de importación y también inflación en el interior.

Por lo tanto los estadounidenses pagarán por el TARP y los subsidios a las bajas tasas de interés a sus gobernantes financieros a través de la erosión del poder adquisitivo del dólar. Lo que estamos experimentando es una masiva redistribución de los ingresos del público estadounidense al sector financiero.

Y esto sucede bajo un gobierno demócrata encabezado por el primer presidente negro de EE.UU., con una mayoría demócrata en la Cámara y en el Senado.

¿Existe un gobierno en alguna parte que represente menos a sus ciudadanos que el de EE.UU.?

Consideremos las guerras de EE.UU. Al escribir estas notas, el coste pagado en efectivo de las guerras de EE.UU. en Iraq y Afganistán es de 900.000.000.000 dólares. Si se suman los costes futuros ya incurridos de las prestaciones a veteranos, interés sobre la deuda, el uso no aprovechado de los recursos para propósitos productivos, y otros costes similares tal como han sido calculados por el economista del Nobel Joseph Stiglitz y la experta presupuestaria de la Universidad Harvard Linda Bilmes, “nuestro” gobierno ha derrochado.

3.000.000.000.000 de dólares –3 billones de dólares – en dos guerras que no traen beneficio alguno para algún estadounidense cuyos ingresos no dependan del complejo militar/industrial, ante el que nos advirtió un general de cinco estrellas, el presidente Eisenhower.

Ahora es un hecho probado que la invasión estadounidense de Iraq se basó en mentiras y engaño del público estadounidense. Los únicos beneficiados fueron las industrias de armamentos, Blackwater, Halliburton, oficiales militares que logran ascensos más rápidos durante la guerra, y los extremistas musulmanes cuya argumentación fue confirmada por el gobierno de EE.UU. mediante su agresión no provocada contra los musulmanes. Nadie más se benefició. Iraq no amenazaba a nadie, y la captura de Sadam Hussein y su ejecución después de un juicio irregular y arbitrario no tuvo efecto alguno sobre el fin de la guerra o para impedir el comienzo de otras.

El coste de las guerras de EE.UU. es un inmenso lastre sobre un país en bancarrota, pero el coste incurrido por los veteranos podría ser aún mayor. La falta de vivienda es una condición corriente de los veteranos, así como el estrés postraumático. Los soldados estadounidense, que combatieron ingenuamente por las guerras de la industria de la munición, por los altos pagos a los directores de la munición, y por los dividendos y las ganancias de capital de los accionistas de la munición, pagaron no sólo con vidas y extremidades perdidas, sino también con matrimonios rotos, carreras arruinadas, desórdenes psiquiátricos, y sentencias de prisión por no cumplir con pagos de manutención de menores.

¿Qué ganaron los estadounidenses gracias a una guerra incosteable en Iraq que dura mucho más que la Segunda Guerra Mundial y que llevó al poder a chiíes aliados con Irán?

La respuesta es obvia: absolutamente nada.

Que ganó la industria de armamentos: Miles de millones de dólares en beneficios.

Obama es el candidato presidencial que prometió terminar la guerra en Iraq. No lo ha hecho. Pero ha escalado la guerra en Afganistán, comenzado una nueva guerra en Pakistán, se propone repetir el escenario yugoslavo en el Cáucaso, y parece determinado a iniciar una guerra en Sudamérica. Como reacción a la aceptación por el presidente de Colombia títere de EE.UU., Álvaro Uribe, de siete bases militares de EE.UU. en Colombia, Venezuela advirtió a los países sudamericanos que “comienzan a soplar vientos de guerra.”

Tenemos un gobierno de EE.UU., totalmente dependiente de la generosidad de extranjeros para financiar la tinta roja, que se extiende en grandes cantidades hasta donde llega la vista, totalmente dominado por el complejo militar/seguridad, que nos destruirá a todos a fin de satisfacer las expectativas bursátiles de Wall Street.

¿Por qué le importa a algún estadounidense quién gobierna Afganistán? El país no tiene nada que ver con nosotros.

¿Calcularon los comités de servicios armados de la Cámara y del Senado el riesgo de desestabilizar a Pakistán armado con armas nucleares cuando aceptaron la nueva guerra de Obama en ese país, una guerra que ya ha desplazado a dos millones de paquistaníes?

No, claro que no. Los corruptos recibieron sus órdenes de la misma oligarquía militar/seguridad que mandó a Obama.

La gran superpotencia estadounidense y sus 300 millones de habitantes están siendo destruidos por los estrechos intereses de los grandes bancos y por la industria de armamentos. La gente, y no sólo los estadounidenses, está perdiendo a sus hijos, esposos, hermanos y padres sin otro motivo que los beneficios de las corporaciones de armamentos de EE.UU. y los crédulos estadounidenses parecen enorgullecerse de que así sea. Esas pegatinas en sus coches, todo terrenos y monstruosas camionetas proclaman su ingenua lealtad a la industria de armamentos y a los corruptos en Washington que promueven guerras.

¿Llegarán a comprender los estadounidenses, aplastados y destruidos por la política de “su” gobierno, que siempre pone a los estadounidenses en el último lugar, quiénes son sus verdaderos enemigos?

¿Se darán cuenta los estadounidenses de que no los gobiernan sus representantes elegidos sino una oligarquía que es dueña del prostíbulo Washington?

¿Llegarán algún día a comprender los estadounidenses que son siervos impotentes?

http://www.counterpunch.org/roberts08192009.html

Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del Tesoro en el gobierno de Reagan. Es co-autor de “The Tyranny of Good Intentions.” Para contactos, escriba a: PaulCraigRoberts@yahoo.com