Geoingeniería para Evitar la Glaciación en Europa
Aunque pa idea carezca de rigor prudente y científico, asume ya la muy probable glaciación en curso en Europa.
Un Plan de Geoingeniería Para Evitar Glaciación En Europa
El Dr. Peter Flynn, del Departamento de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Alberta, estudió si las corrientes subsidentes del océano pueden llevar más carbono disuelto hacia el océano profundo. Averiguó que no pueden, pero en el curso de esta investigación encontró evidencia de que las corrientes del océano que traen agua cálida a los océanos cercanos al norte de Europa podrían estar debilitándose.
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La corriente es como una banda transportadora oceánica. Comienza en el Atlántico Norte, donde el agua subsidente fría se hunde hacia el fondo del mar, mientras que agua cálida tropical fluye hacia el norte para llenar el vacío dejado por el agua fría, asegurando de paso un clima moderado en el norte de Europa.
El derretimiento de hielo de agua dulce debido al calentamiento global puede reducir el flujo de la corriente descendente, y un estudio publicado recientemente en Nature por investigadores de la Universidad de Southampton en Inglaterra ya aportó evidencias del debilitamiento de las corrientes descendentes.
Flynn y un estudiante graduado evaluaron siete métodos diferentes para reforzar las corrientes descendentes. Encontraron que de todas las maneras, una resultaba mucho más eficaz que las otras, teniendo en cuenta su coste económico. Ese procedimiento es hacer más grueso el hielo marino bombeando agua salada del océano encima de las capas de hielo.
Este procedimiento de emergencia implicaría llevar más de 8.000 barcazas hacia las aguas del norte en otoño, agilizando la formación inicial de hielo marino al rociar agua en el aire, y después, una vez formado el hielo, bombeando agua del océano encima de él, atrapando la sal en el hielo y alcanzando así un espesor de siete metros.
En la primavera, el agua continuaría siendo bombeada encima del hielo para fundirlo, formando una inmensa cantidad de agua salada fría que se hundiría y se añadiría a las corrientes descendentes para reforzarlas.
El costo estimado sería de aproximadamente 50.000 millones de dólares.
"Cuando trabajábamos en este estudio, pensamos al principio que esta idea era demasiado cara; los números nos asustaron", recuerda Flynn. "Pero digamos, conservadoramente, que hay 100 millones de personas en Europa afectadas por esta corriente. Cincuenta mil millones de dólares tocarían a 500 dólares por persona, y no pensamos que sea un precio poco razonable si la alternativa es que los glaciares lleguen hasta la puerta de tu casa y el estilo de vida al que estás acostumbrado esté amenazado de desaparecer".
Flynn recalca que su grupo no propone este esquema como la primera o mejor elección, dado que todos los proyectos de geoingeniería tienen riesgo de circunstancias imprevistas.
"La mejor manera de tratar el calentamiento global está en tratar las causas, o sea el carbono fósil en la atmósfera, y no los síntomas", afirma. "Sin embargo, si los esfuerzos por controlar los niveles de CO2 en la atmósfera fallan y sufrimos una crisis, aún podemos emprender acciones de emergencia".
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